Opinión | Economía

La importancia del tren Madrid-Kazajistán

Con el foco de la OTAN puesto en la crisis entre Ucrania y Rusia han debutado las revueltas en Kazajistán, y con ellas el despliegue militar ruso en la república centroasiática en auxilio del Gobierno de aquel país.

Publicado en primicia en el digital El Debate el 12/ENE/2022. Recogido posteriormente, con autorización del autor, por La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.

La importancia del tren Madrid-Kazajistán


Protectorado, ese es el término familiar para los españoles de cierta edad y conocimientos de Historia que se emplea para describir la situación de un país soberano que, incapaz de mantener por sí mismo el orden interior o sus fronteras, invoca la protección de una potencia amiga. Esto es lo que ha hecho el Gobierno kazajo tomando como precedente, por ejemplo, el de la actuación rusa en Bielorrusia, pero metiendo a Rusia en la diatriba que atrapó a Napoleón y a Hitler en la trampa de mantener dos frentes abiertos a la par. Efectivamente, Ucrania motu proprio y Kazajistán como protectorado 4.0 son los dos frentes que ha de atender simultáneamente Rusia.

Pero este protectorado es mucho más sofisticado que el que las potencias europeas asignaron en el siglo XIX a España para con Marruecos. Este es un protectorado 4.0 que sirve también para estabilizar una zona crucial del corredor comercial chino hasta Europa. Para no perderse basta con analizar la ruta del tren de la seda desde Yiwu (China) a Madrid, atravesando 13.000 kilómetros por Kazajistán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Francia y –tras 21 días de viaje– llegar al centro de España. Es parte de la estrategia china «una franja – una ruta» impulsada por el presidente Xi Jimping. El tren entra en Kazajistán por la ciudad de Dostyk (Provincia de Almatý), en la frontera con Xinjiang, China. El nombre de esta ciudad significa «amistad» y es fruto de un acuerdo de 1954 entre la URSS y China para conectar por ferrocarril estas dos partes del mundo. Ahora la proyección de esta ruta ferroviaria es mucho mayor. Aunque con escaso éxito, las autoridades kazajas han querido aprovecharse de la situación sirviéndose además de que en ese punto hay que hacer un cambio en el ancho de vías desde el estándar chino al ex soviético. Dostyk está situada en la Puerta de Zungaria, un histórico paso de montaña. En definitiva, la estabilización de Kazajistán con el apoyo del ejército ruso tiene como uno de sus resultados el de garantizar el normal funcionamiento de esta infraestructura comercial que afianza el liderazgo económico de China con el apoyo de Rusia.

La estabilización de las revueltas en la república centroasiática obliga a Rusia a demostrar su papel como hegemonía de esa parte del continente, pero también como amigo del gran aliado chino. Kazajistán comparte una frontera de 7.598 kilómetros con Rusia, pero también cuenta con una frontera de 1.782 kilómetros con China (1.215 kilómetros de frontera terrestre y 566 de acuática). Ambas fronteras dan una idea de la importancia de las relaciones comerciales entre los tres países, aunque la relevancia mundial de Kazajistán va más allá de esas cifras económicas, incluso de sus muy importantes yacimientos de recursos energéticos. Su importancia es estructuralmente geográfica en mitad de la nueva ruta de la seda y coyunturalmente política al obligar a Rusia a replantearse un conflicto abierto con Ucrania.

En los últimos años, hemos asistido a virulentas revueltas sociales en países que, siendo grandes productores de petróleo y gas natural, sus gobiernos decidieron aumentar el precio del combustible. En octubre de 2019 las vimos en Ecuador y en noviembre del mismo años en Irán, ambos países productores de petróleo. A ningún analista de inteligencia se le pasa por alto la alta sensibilidad social a una subida del precio del combustible en los países productores. Kazajistán exportó en 2020 70 millones de toneladas de petróleo crudo (el 3,4 % de las exportaciones mundiales) y 100 millones de toneladas de carbón (el 1,3 % del total mundial). Solo la actividad en torno al petróleo supuso el 21 % de su PIB.

La Unión Europea importa el 40 % del gas natural, el 30 % del petróleo y el 25 % del carbón de Rusia. El gas natural fluye a través de tres vías; el gasoducto que atraviesa Bielorrusia y Polonia (Yamal-Europe), la conflictiva ruta a través de Ucrania y el gasoducto Nord Stream 1. A este se va a añadir el ya construido Nord Stream 2 con salida en la ciudad rusa de Vybrog y entrada en Alemania por Grefswald. Un muy interesante documento de Sonia Velázquez para el Instituto Español de Estudios Estratégicos ayuda a conocer detalles de esta infraestructura.

Para poner las cosas en perspectiva podemos comparar la capacidad ampliada del gasoducto Medgaz Argelia-España (10.700 millones de metros cúbicos anuales) con la que va a tener el Nord Stream (1 y 2), 110.000. Pero no sólo Rusia se ocupa de garantizar estas vías de suministro bajo su control, también logra bloquear las que les pueden hacer la competencia como hubiera sido el gasoducto Nabucco que proyectaba llevar gas natural directamente desde centroasia a Europa atravesando Azerbayán, Georgia y Turquía hasta enlazar por Bulgaria.

Las revueltas sociales no responden a una única causa, aunque hay unas que encienden la mecha más pronto que otras. La peculiaridad del régimen autoritario kazajo es otro buen detonante. Que las revueltas estallen obligando a Rusia a distraerse del foco ucraniano es un buen resultado para los países de la OTAN, y esto puede explicar la purga que se ha hecho con el jefe del servicio de inteligencia kazajo. Por mucho poder que Rusia despliegue, no está dispuesta a concederse respiros. Por ejemplo, su influencia en Bielorrusia (país clave para el transporte de gas y para el tren de la seda) no le evitó tensiones importantes en 2006 y 2007. Un apunte más; con una Kazajistán en calma, el tren gigante sigue rodando puntualmente entre Madrid y Yiwu.




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