REFLEXIÓN

Barras y flechas

En nuestras actividades jamás hemos tenido el menor empacho en situar los símbolos de Cataluña junto a los nuestros.

Publicado en la revista Lucero, núm. 144, 3er. trimestre de 2021. Editado por la Hermandad Doncel - Barcelona | Frente de Juventudes.
Ver portada de Lucero en La Razón de la Proa.

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Fotocomposición: A la izquierda, José Antonio Elola Olaso, delegado nacional del Frente de Juventudes, inaugura en Manresa el Hogar Juvenil, en 1955, en donde observa un escudo mural con el emblema de Falange sobre las cuatro barras (la imagen se ha coloreado). La escena principal corresponde al Campamento 'Roger de Lauria', en Marlés (Barcelona), en la que un grupo de 'flechas' de la OJE bailan una sardana. El emblema de las 'cuatro barras sobre el pez' era el usado en ese campamento en los años 70, al lado un banderín de un encuentro de 'arqueros' en Mataró, en 1972.
Barras y flechas

Barras y flechas

España no puede ser nunca nada que se oponga al conjunto de sus tierras y a cada una de ellas. José Antonio.

Nosotros, los acusados de pretender un centralismo a ultranza y de negar el hecho catalán, hemos sido desde los primeros momentos de nuestra historia los que jamás hemos confundido catalanidad con catalanismo, regionalismo con separatismo. Basta con leer los textos joseantonianos sobre Cataluña para comprobarlo. Cosa muy distinta son las actitudes mostrencas, de antes y de ahora, que lo que confunden es el patriotismo español con un patrioterismo chabacano, y se empeñan en asignar a todos los catalanes un deseo de apartamiento y de insolidaridad que solo defiende la oligarquía nacionalista y los abducidos por ella.

Y, en punto a las conductas y actitudes, en nuestras actividades jamás hemos tenido el menor empacho en situar los símbolos de Cataluña junto a los nuestros. Por ejemplo, uno conserva la colección de emblemas distintivos de los turnos del campamento Roger de Lauria: sobre el bolsillo izquierdo de la camisa azul, donde campeaban las cinco flechas, estaban las cuatro barras del almirante. ¡Y qué bien sonaban las sardanas en la megafonía de nuestros campamentos volantes por otras tierras de España! También está en mi recuerdo ⎼y, a veces, en mis labios⎼ aquella particular versión de la marcha juvenil: del voy caminando por tierras de Castilla, nosotros dijimos ⎼sin desmerecer a estas⎼ voy caminante por catalanas villas

Hoy en día, los ambientes están enrarecidos. Proliferan los separatistas y, también, los separadores. Parece existir una pugna trágica entre los centros y las periferias, merced a la implantación desordenada y desajustada del Estado de las autonomías. Lo cierto es que algunos tuercen el gesto cuando detectan un acento de otros terruños que no son el suyo. No poco tiempo hemos destinado algunos a explicar, fuera de Cataluña, el llamado problema catalán, que no es otra cosa que el problema de España, por la incapacidad de los políticos travestidos en estadistas de proporcionar a todos los españoles un gran proyecto ilusionante de vida en común, una empresa colectiva que supere ⎼por elevación⎼ todas las diferencias.

Los sonidos de la lira no tienen por qué ocultar los de la gaita; pero, en los de esta, de naturaleza sentimental, no se puede basar la idea de Nación; por el contrario, sí que se plasmará un día bajo la armonía de las notas que se desprendan de la lira.

Actualmente, toda España, casi sin excepción, es un inacorde desconcierto de sabores y sonidos locales, más o menos radicalizados, que esperan, en el fondo, la partitura, exacta y difícil como todo lo bello, que inspire acordes de una sinfonía común.

Entretanto, nosotros seguiremos hermanando en nuestro corazón barras y flechas.

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