Nuestra memoria

Los niños y la música marcial (2)

Arriba a la izquierda.- Banda de tambores del Batallón Infantil de San Sebastián, en 1894. Centro arriba.- Batallón Infantil de Caballería de Arahal (Sevilla) en 1918. Abajo.- Batallón Infantil de Voluntarios de Viriato, de Zamora en 1904. A la derecha.- Dos componentes del Batallón Infantil de Villanueva de las Minas (Sevilla), aproximadamente en 1916.

El principal objetivo de los desfiles, concentraciones y conciertos públicos de los batallones infantiles, era elevar el ánimo y la moral de la población y el amor patrio decaídos por el desastre militar y político de 1898.


Artículo publicado en Cuadernos de Encuentro, núm. 145, de Verano de 2021. Ver portada de Cuadernos en LRPRecibir actualizaciones de La Razón de la Proa (un envío semanal).

Los niños y la música marcial (2)


Los batallones infantiles

Como vimos en nuestro artículo anterior, del nº 144 de esta revista, cornetas, trompetas y tambores menores de edad de los Ejércitos, han realizado actos heroicos en los campos de batalla. Este hecho determinó que los gobernantes de diversos países, incluida España, propiciases la creación de asociaciones civiles, aunque dirigidas en parte por militares, diesen una formación castrense a los niños y adolescentes que voluntariamente lo deseasen. En nuestra nación la idea fructificó y se extendió a las escuelas públicas donde se formaron los denominados Batallones Infantiles Escolares.

La instrucción, digamos premilitar, solía correr a cargo de un oficial del Ejército retirado por la edad reglamentaria y que residiera en la localidad del centro de enseñanza [1]. El primer batallón infantil español se creó en 1897, no sabemos con certeza si esta idea nació en nuestra patria o en Alemania, Gran Bretaña o Francia. En el libro Juventudes de vida española: El Frente de Juventudes Historia de un proyecto pedagógico, de Manuel Parra Celaya se nos dice que en 1883 se crearon batallones escolares en Francia.

En España el número de batallones infantiles e incluso regimientos fue multiplicándose tanto en las ciudades como en los pueblos. La Fundación Joaquín Díaz con sede en Ureña (Valladolid), nos ha facilitado documentación sobre los batallones infantiles, entre la información gráfica figura una fotografía del 1er Batallón del Regimiento Infantil de Sabiñán, pueblo de la provincia de Zaragoza en la comarca de Calatayud. Este hallazgo documental nos indica la existencia en el reinado de Alfonso XIII de organizaciones cívico-militares de cierta entidad en nuestra nación.

La citada fotografía no tiene fecha pero por los uniformes que llevan los alumnos de esta unidad parecen ser de 1898. En cuanto al repertorio musical de los batallones infantiles apenas tenemos noticia; en su mayor parte, como veremos más adelante, serían provenientes del Ejército aunque también los compositores civiles y militares escribieron obras para dichos batallones. El primer ejemplo de estas realizaciones lo tenemos en la Marcha de la alegría, del músico mayor (director) Pascual Marquina (1873-1948), pieza dedicada al Batallón Infantil de Calatayud (Zaragoza), su ciudad natal. El segundo ejemplo corresponde al célebre compositor de zarzuelas y revistas musicales Francisco Alonso, autor de muchas páginas musicales castrenses; nació en Granada en 1887 y fallece en 1948.

En 1947 el cine español produce la película Forja de almas basada en la vida ejemplar de un insigne burgalés, el padre Andrés Manjón fundador de las Escuelas del Ave María que en tierras de Granada llevó a cabo una extraordinaria labro social entre las gentes del Sacromonte, creando, entre otras obras, batallones infantiles en determinados centros de enseñanza e instituciones públicas, algunas de carácter religioso y asistencial hecho corriente en el siglo XIX y principios del XX.

Forja de almas retrata la creación de uno de estos batallones integrado por gitanillos del barrio del Sacromonte, que con toda marcialidad desfilan alegremente y animosos a los sones de un bonito pasodoble militar. Esta composición escrita por el Maestro Alonso para la mencionada película, ha sido incluía en el repertorio de las músicas militares, especialmente del Ejército del Aire y de la Armada.


Actividades de los batallones infantiles

En su mayor parte los batallones infantiles, especialmente y como era lógico, los escolares dedicaban al estudio de la Historia y Geografía de España una atención especial. A través de estas disciplinas se inculcaba en los alumnos un mayor conocimiento de España y por ende el amor hacia ella. Esto no quiere decir que los batallones escolares no prestaran la atención debida a la instrucción castrense, como lo prueba el hecho de que a partir de 1898, el año de la pérdida de nuestras tierras en ultramar, se implantó en las escuelas públicas la asignatura denominada Formación militar (y patriótica) que décadas después se introdujo en los planes de estudio una asignatura análoga con el nombre de Formación del espíritu nacional en todos los niveles de enseñanza.

Respecto a la instrucción y actividad propiamente militares se implantó en principio la de orden cerrado, es decir, movimientos de armas, evoluciones preparatorias para los desfiles y concentraciones, como así mismo para las procesiones religiosas y otros actos litúrgicos. El orden abierto se practicaba en los campamentos organizados por los propios batallones, con sencillos y elementales supuestos tácticos. Estas prácticas debieron hacerse con fusiles de madera parecidos a los utilizados por flechas de la Organización Juvenil de F.E. de las JONS (O.J.) en la década de los 40 del siglo XX.

De cara a la población, el principal objetivo de los desfiles, concentraciones y conciertos públicos de los batallones infantiles, era elevar el ánimo y la moral de la población y el amor patrio decaídos por el desastre militar y político de 1898. Todas estas manifestaciones eran armonizadas con el sonido de los cantos patrióticos y marchas militares de las bandas de cornetas y tambores de los batallones y en ocasiones especiales bandas de música del Ejército. No lo sabemos con certeza pero es muy posible que algún batallón infantil tuviera este tipo de formación bandística.

Entre los cantos patrióticos cívico-militares que se escribieron a finales del siglo XIX y principios del XX el que pasó la barrera del tiempo y llegó hasta 1940 en que lo entonábamos en las escuelas fue el Canto a la Bandera o Salutación de la Bandera. Esta magnífica composición se la debemos a Sinesio Delgado, escritor, periodista y fundador de la Sociedad General de Autores de España, la letra dice así:

¡Salve Bandera de mi Patria, salve!
Y en alto siempre desafía al viento,
tal como el triunfo por la tierra toda
te llevaron indómitos guerreros.

Tú eres, España, en las desdichas grande,
y en ti palpita con latido eterno
el aliento inmortal de los soldados
que a tu sombra, adorándote murieron.

Cumbres el tiempo en que mi madre reza,
las chozas de los míseros labriegos,
las cunas donde duermen mis hermanos,
la tierra en que descansan mis abuelos.

Por eso eres sagrada. En torno a ti
a través del espacio y de los tiempos,
el eco de las glorias españolas
vibra y retumba con marcial estruendo.
 [2].

¡Salve Bandera de mi Patria, salve!
Y en alto siempre desafía al viento,

manchada por el polvo de las tumbas,
teñida por la sangre de los muertos.

A este poema habría que sumar La Canción del soldado, del mimo autor que el Canto de la Bandera, con música de José Serrano, autor de zarzuelas tan conocidas como Moros y Cristianos, La alegría del batallón y Los de Aragón. En el 1917 se estrenó en la plaza de toros de Valencia la Canción del soldado, con la participación de la Banda Municipal de Música de la ciudad y todas las formaciones bandísticas militares de la guarnición. El gran éxito del estreno fue inenarrable; la obra fue premiada por el Gobierno con la Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco. La Canción del soldado, además de incluirse en los repertorios de las músicas militares, también la introdujeron en los batallones infantiles independientes.

Los actos de la jura de la Bandera y de izar y arriarla con el canto de himnos patrióticos y oraciones por los caídos, eran los más solemnes y emotivos, no olvidemos este ocurría en los años de guerra y postguerra.



Bibliografía

  • PARRA CELAYA, Manuel: Juventudes de vida española. El Frente de Juventudes. Historia de un proyecto pedagógico. Edita: Fundación Editorial San Fernando. Madrid. 2001. 541 p.
  • QUINTANA JATO, Beatriz: Sinesio Delgado y el Madrid del 98. Cálamo Ediciones Palencia. 1999. 190 p.
  • SAGRADÍA, Ángel: El compositor José Serrano (Vida y Obra). Organización Sala Editorial. Madrid. 1972. 131 p.

Documentación

  • Facilitada por la Fundación Joaquín Díaz, con sede en Urueña (Valladolid), a la que agradecemos muy sinceramente su colaboración desinteresada.

[1] El tema de los batallones infantiles ha sido tratado por el historiador y comentarista Miguel Parrilla, comandante de Infantería retirado, en la revista Militares de la Asociación de Militares Españoles (A.M.E.) de octubre de 2003.

  1. Recuerdo que al llegar a la estrofa “Vibra y retumba con marcial estruendo”, todos los niños levantábamos la voz en grito, lo cual, como era lógico, enfurecía a los profesores.

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