Editorial

Armisticio y rearme para continuar el asalto a la desmembración de España

El Estado Mayor del separatismo ha controlado y dirigido en todo momento las revueltas; tras la aparente espontaneidad popular existían, existen y existirán unas cabezas situadas en los puestos clave de la Generalidad

El Estado Mayor del separatismo ha controlado y dirigido en todo momento las revueltas.

Las calles y plazas de Cataluña, en concreto de Barcelona, han entrado en un período de calma y de presunta normalidad; se ha repuesto el mobiliario urbano que resultó calcinado en los disturbios, la circulación es (casi) fluida y los viandantes no deben consultar previamente el calendario de los CDR para pasear tranquilamente; hasta el desalojo de la acampada de la Plaza de la Universidad —tras la desaparición de los 30.000 euros de la esplendorosa caja de resistencia y una presunta violación sin manadas mediáticas— no ha originado posteriores reclamaciones callejeras.

  • Llamémoslo, si se nos antoja,  paz de los cementerios, calma chicha que precede a las tempestades o, de modo más ilusorio, vuelta a la normalidad; lo que no admite dudas es que la paz presente sea un triunfo, no digamos del seny (inexistente en el separatismo), ni del Estado español (igualmente inexistente): se trata de un simple armisticio que da ocasión para recomponer las fuerzas y rearmarlas.

Dos hechos avalan esta teoría: el armisticio persistirá en tanto las negociaciones sigan el curso apetecido por los secesionistas; y que nadie dude que ya han empezado, con más alcance político que el que se desprenda de la posible abstención para garantizar la formación del gobierno UP-PSOE.

  • El segundo hecho incuestionable es que el Estado Mayor del separatismo ha controlado y dirigido en todo momento las revueltas; tras la aparente espontaneidad popular existían, existen y existirán unas cabezas situadas en los puestos clave de la Generalidad, que saben cuándo conviene fingir, cuándo atacar y cuándo frenar a los incontrolados; más o menos como en la época de Companys.

No nos llamemos a engaño: a pesar de las detenciones de los más tontos, a pesar de las identificaciones de los que han actuado de carne de cañón, la Plana Mayor separatista está sentada en la mesa con el sanchismo y los podemitas, y aguarda la ocasión para continuar el asalto a la desmembración de España, por vía de acuerdos secretos o por la vía, otra vez, de la agitación en nuestras ciudades y pueblos.