ARGUMENTOS

Viene el tigre y no os dais cuenta

España es el primer país de Occidente, treinta años después de la caída del muro de Berlín y el derrumbamiento del horror comunista, que tiene un gobierno socialcomunista, unido a los independentistas que pretenden destruir España.


Artículo publicado en Cuadernos de Encuentro, núm. 153, de Verano de 2023. Ver portada de Cuadernos de Encuentro en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín de LRP.
Texto redactado durante la vigencia de la XIV legislatura de España (Dic/2019​ a May/2023)

2023-08-18-El-tigre-1w
Viene el tigre y no os dais cuenta

El tigre.


En su libro La ciudad secular, Harvey Cox resume el relato de Kierkegaard sobre el payaso y la aldea.

En él se cuenta que en Dinamarca un circo fue presa de las llamas. Entonces, el director del circo mandó a un payaso, que ya estaba listo para actuar, a la aldea vecina para pedir auxilio, ya que había peligro de que las llamas llegaran hasta la aldea, arrasando a su paso los campos secos y toda la cosecha. El payaso corrió a la aldea y pidió a los vecinos que fueran lo más rápido posible hacia el circo que se estaba quemando para ayudar a apagar el fuego. Pero los vecinos creyeron que se trataba de un magnifico truco para que asistiesen los más posibles a la función; aplaudían y hasta lloraban de risa.

Pero al payaso le daban más ganas de llorar que de reír; en vano trató de persuadirles y de explicarles que no se trataba de un truco o de una broma, que la cosa iba muy en serio y que el circo se estaba quemando de verdad. Cuanto más suplicaba, más se reía la gente, pues los aldeanos creían que estaba haciendo su papel de maravilla, hasta que por fin las llamas llegaron a la aldea. Y claro, la ayuda llegó demasiado tarde y tanto el circo como la aldea fueron pasto de las llamas.

Hace muchos años, cuando aquí empezaron a caracolear los adanistas de Podemos, un entrañable amigo, Williams Cárdenas, venezolano de origen, concretamente de San Cristóbal, estado de Táchira, torero, diplomático y abogado, en tertulias semanales de toros y política, nos anunció que «viene el tigre y no os dais cuenta». Lógicamente, salvo alguna excepción, la mayoría respondía que se dejara de exageraciones y profecías de la desgracia, porque España no era Venezuela y Europa no era Iberoamérica. Mi amigo Williams, insistía,...

...«También nosotros, con Chavez, repetíamos que Venezuela no era Cuba y ya veis a lo que hemos llegado de forma cada vez más grave, invadidos de cubanos y con Maduro, más irracional y dictador implacable».

Ahora ante el presente gobierno, en el que un vicepresidente y varios ministros se declaran comunistas y han sido alimentados con el dinero venezolano y de otra potencia, antioccidental y antisistema, Irán, que a los muchos y graves problemas creados, no podemos prever los aún más graves que nos puede traer; nuestro amigo ya nos ha anunciado: «El tigre está aquí». La realidad es la que es: España es el primer país de Occidente, treinta años después de la caída del muro de Berlín y el derrumbamiento del horror comunista, que tiene un gobierno socialcomunista, unido a los independentistas que pretenden destruir España y, de otra parte, los neocomunistas de Podemos, que pretenden, no ocultan sus intenciones, destruir Occidente y su civilización, con utopías ya fracasadas y guerra a muerte a Estados Unidos, fuente del poder capitalista.

¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? La ignorancia, la falta de conocimiento del pasado y la carencia de pensamiento forman parte de un proceso más profundo. Nos lo han venido advirtiendo desde lejos. Sin remontarnos demasiado, ya en 1895, Gustave Le Bon, en su obra Psychology des Foules, traducida al español como Psicología de las masas, nos advierte que hemos entrado en «la era de las masas». Si he puesto el título en francés no ha sido por pura erudición, que lejos de mi tal tentación, sino porque realmente en francés «foule», significa muchedumbre y la traducción ha sido por masa, cuando es preciso matizar. Muchedumbre implica abundante número de gente, mera cantidad, Sin embargo, de acuerdo con Ortega y Gasset, en su obra La rebelión de las masas, la masa es un concepto cualitativo y no meramente cuantitativo. Psicológicamente, nos dice que...

...«masa es todo aquel que no se valora a sí mismo, –en bien o en malpor razones especiales, sino que se siente como todo el mundo y, sin embargo, no se angustia, se siente a sabor al sentirse idéntico a los demás» (Ortega y Gasset, 1990; 49).

La mera cantidad se convierte en determinación cualitativa y la muchedumbre se convierte en masa que «es la cualidad común, es el mostrenco social, es el hombre en cuanto no se diferencia de otros hombres, sino que repite en sí un tipo genérico» (Ortega y Gasset, 1990; 42).

Ya, pues, Le Bon, en 1895, señala que su época representa un momento crítico en el que el pensamiento humano está en vías de transformación, en base a la potencia de las masas y, por consiguiente, entramos en la era de las masas, las cuales...

...«poco aptas para el razonamiento, se muestran por el contrario muy hábiles para la acción» (Le Bon, 1986; 21).

Esta idea central del comportamiento de las masas, la plasma con profundidad psicológica Ortega y Gasset, que la plantea desde el hecho de que al hombre mediano se le ha cerrado el alma y...

...«en esa obliteración de las almas medias consiste la rebeldía de las masas en que, a su vez, consiste el gigantesco problema planteado hoy a la humanidad» (Ortega y Gasset, 1990; 94).

A esta cuestión dedica el capítulo VIII de La rebelión de las masas, el cual trataremos de glosar. Las masas se creen con derecho a tratar y tener opinión sobre cualquier asunto sin previo esfuerzo para llegar a ella, y a eso es a lo que Ortega llama «obliterada, hermética, el alma». Se trata de un hermetismo intelectual, mediante el cual con un repertorio de ideas se considera intelectualmente completa y se siente perfecta.

«Al hombre mediocre de nuestros días, al nuevo Adán, no se le ocurre dudar de su propia plenitud» (Ortega y Gasset, 1990; 95).

Esta creencia le sirve para creerse aún más en sí mismo, mediante un sentido de tópicos, prejuicios o vocablos hueros que ha amontonado en su interior y que quiere imponer a los demás, lo cual constituye una característica de nuestra época:

«No que el vulgar crea que es sobresaliente y no vulgar, sino que el vulgar proclama e imponga el derecho a la vulgaridad, o la vulgaridad como un derecho» (Ortega y Gasset, 1990; 96).

Se nutre, pues, de ideas taxativas, por simples que sean sobre lo que acontece y debe acontecer en la vida pública, imponiendo sus opiniones. Las ideas para llegar a ellas con cierto fundamento, hay que dedicar atención y tiempo al análisis y conocimiento del tema de que se trate, mientras que las opiniones son más ligeras y, normalmente, se forman con los contenidos mentales previos que ya tenemos y sin apenas tiempo de dedicación, por eso, si somos serios, las opiniones que pueden derivar en improvisadas ocurrencias, las formulamos conscientes de que pueden ser equivocadas. Lo malo de la masa es que las simples opiniones e, incluso, sus abundantes ocurrencias las quieren imponer como certezas incuestionables lo que representa una total carencia de pensamiento. 

Donde no hay pensamiento no hay cultura y menos civilización. La cultura y la civilización implican la búsqueda de la verdad y aceptar reglas de comportamiento que ella trae consigo. Si no hay cultura, lo único que existe es la barbarie. Como nos recuerda Ortega y Gasset:

«La barbarie es ausencia de normas y de posible apelación», es decir, «donde no hay principios de legalidad civil a que apelar» (Ortega y Gasset, 1990; 97).

En Europa, abunda un tipo de personas que no pretenden tener razón, ni razonamientos que apoyen sus ideas u opiniones, sino obrar con un derecho a no tener razón, «la razón de la sinrazón». Este acabar con el pensamiento que implica razonamiento que fundamente nuestras ideas, lo cual a su vez necesita un cúmulo de verdades básicas, que suponen apoyo y exigencia, conduciéndonos, sino a una certeza absoluta, si a un grado de certeza que alimenta nuestro comportamiento de forma racional. Precisamente todos los totalitarismos quieren acabar con las disensiones, aplicando un pensamiento único que ellos imponen como políticamente correcto. Con esta actitud de imposición de ideas y restricción de los discrepantes, la masa o los grupos políticos que la encarnan y dirigen, al intervenir en la vida pública, inexorablemente emplean un procedimiento único de intervención: la acción directa. La acción directa es lo opuesto a la civilización. La fuerza y la violencia debe ser la última razón y, en eso consiste la civilización que es el máximo grado de la cultura, que busca la convivencia pacífica, reduciendo la fuerza a la razón última.

La acción directa «consiste en invertir el orden y proclamar la violencia como prima ratio; en rigor como única razón… se suprimen las instancias indirectas. En el trato social se suprime la buena educación» (Ortega y Gasset, 1990; 100).

Se utiliza el insulto como instrumento contra el discrepante y, de otra parte, «la relaciones sexuales reducen sus trámites». Mientras la civilización es voluntad firme de asociación, la barbarie es tendencia a la disociación, favoreciendo la división en pequeños grupos separados y hostiles. Este, en mi opinión, lúcido capítulo de Ortega, lo termina con una afirmación taxativa:

«La masa no desea la convivencia con lo que no es ella. Odia a muerte lo que no es ella». (Ortega y Gasset, 1990; 101).

El alma colectiva trae consigo la decadencia y posible extinción de las inteligencias superiores del pensamiento, entrando en la...

...«edad glacial del pensamiento, con la formación embrionaria de la inteligencia colectiva, en un ocaso progresivo con la destrucción metódica del pensamiento, que también es el compendio del ocaso de la filosofía […] la impotencia de las ideas, de la infecundidad de la razón, tanto más irónica cuanto que se exhibe como poder» (Fueyo, 1973; 26).

Esta decadencia propicia la aparición y credibilidad de...

...«la especie tenebrosa de los profetas que enarbolan la salvación política […] que imponen un sentido benéfico de la historia, el que promete un mañana sin mácula a cambio de la justa oblación del presente […] con palabras huecas se enmascara de sentido la desdicha, se finge a los que sufren un destino, se dice al mismo que nada tiene que perder y se le roba así la vida a bajo precio» (Albiac, 2019).

O como nos dice Rabindranath Tagore:

«Existen hombres que hacen ídolos de sus ideas y sacrifican a la humanidad ante sus altares» (Tagore, 1968; 66).

Con palabras fáciles y simples promesas, los profetas neomarxistas de nuestro tiempo ofrecen la solución definitiva de los problemas que impiden una sociedad perfecta de personas perfectas, cuando saben que las grandes cuestiones se pueden mitigar pero no resolver, pues constituyen parte integrante de la naturaleza humana. Personalmente, por ello, tengo miedo de los redentores de la humanidad secularizada.

Una suficiente mayoría de españoles, hoy, mediante un proceso educativo de progresiva degeneración y el altavoz de los diversos y plurales actuales medios de comunicación y difusión, muy acertadamente utilizados, por la izquierda neocomunista, se ha convertido en simple masa, perezosa e incapaz para el pensar, pero con capacidad para actuar. A pesar del evidente fracaso histórico, y de haber quedado...

...«obsoletas las viejas banderas socialistas, y no digamos las comunistas, y arrumbados sus añejos engañabobos a zarpazos de la tozuda realidad, las nuevas banderas se pintan de ideología extremista. Así ocurre con el ecologismo alarmista, el feminismo radical y excluyente y el animalismo irreal y desbocado, sin olvidar los viejos mantras de la educación intervenida o de confundir interesadamente Estado aconfesional con Estado laico» (Van Halem, 2020).

Ante las trascendentales preguntas sobre la vida, la muerte y el más allá, que a su vez constituyen el fundamento de la libertad y dignidad humana, incomprensiblemente Marx sigue apareciendo, para muchos, la verdadera referencia, pero, desde la respuesta cristiana, Ratzinger advierte, que, aunque sea en cualquiera de las variantes neomarxistas, el aceptar estas opciones...

...«como representante de la razón universal, no solo asume una filosofía, una visión sobre el origen y sentido de la existencia, sino, sobre todo, una praxis que “hace” la verdad, no la presupone. El que convierte a Marx en filósofo de la teología, lo que hace es admitir la primacía de la política y de la economía, que ahora son las auténticas fuerzas de prosperidad (y de calamidad cuando se las utiliza mal) […] La realidad de la que había ahora que ocuparse, es exclusivamente la realidad material de los hechos históricos, a la cual había que analizar y transformar hacia las metas correctas con los medios adecuados para ello, entre los que ineludiblemente estaba la violencia: en esta perspectiva, el discurso sobre Dios no pertenecía ni a la esfera de lo práctico ni al ámbito de la realidad» (Ratzinger, 2005; 20).

Es la utopía de la perfección, la utopía del logro de una sociedad perfecta, donde los grandes problemas desaparecen y se alcanza una convivencia pacífica, armónica y bienaventurada. Con el mayor descaro el comunista y antisistema total, Pablo Iglesias, anunció más o menos, que digan lo que digan los no conformes con sus ideas, «ya está en el gobierno». En persona de tal ideología y cívica trayectoria personal, quiere decir que están dispuestos a imponer su versión minoritaria de supremacía desconstruyendo nuestro Estado de derecho ya que la seguridad jurídica no guarda relación con la Constitución, y como ha dicho el Ministro Garzón: «Tenemos problemas en las altas instancias de la Judicatura», lo cual implica el velado anuncio del asalto al Poder Judicial, o la también alusión a los medios de comunicación críticos, otro anuncio de silenciar medios de comunicación, o la revisión de la memoria histórica, que ha escandalizado al propio profesor Stanley Payne. La vergüenza de la mesa presentada con solemnidad y seriedad de conversaciones entre Cataluña y España, expresión esta que los medios usan continuamente, no queriendo entender o por halago al gobierno, ignorancia o mala fe separatista, pero convirtiéndola en algo normal y natural, que Cataluña es una simple región más con sus características como todas las otras, de España. No hay problema catalán, hay problema de España con una de sus regiones.

Nos encontramos ante una estrategia de normalización de lo irregular, de la homologación de lo extraño, y todo ello mediante contradicciones, falsedades, cinismo, medias verdades, que buscan abrir una vía para llevar a cabo, sin miramientos, su agenda acordada por el Gobierno socialcomunista. Todo ello por el procedimiento de la repetición. Ya el nacionalsocialismo alemán, camuflado por el neocomunismo con el nombre de nazismo, señaló que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, elemento propagandístico que también aplicó el sistema comunista de la Rusia leninista y estalinista. Ambos totalitarismos empleaban sistemas de propaganda y falsedades utópicas para normalizar lo irregular y extraño. Unas primeras mentiras escandalizan pero la continuidad de las mismas se convierten en una especie de hábito, que al menos, se admiten como normalidad o indiferencia por la mayor parte de las personas que, entre otras cosas, se sienten impotentes ante ellas. Como señala Ignacio Camacho:

«Una mentira o dos se pagan, pero a partir de la décima se convierten en un hábito. Una claudicación provoca escándalo; muchas seguidas acaban por sumir a los ciudadanos en un cansancio resignado. Desde el momento en que todo el mundo sabe que la palabra de Sánchez no tiene credibilidad, la anomalía deja de serlo de modo automático y se transforma en un simple rasgo que, con el tiempo, desaparece e incluso la capacidad de suscitar desencanto. La inercia favorece siempre al que tiene el mando» (Camacho, ABC¸1-3-2020).

El poder como ya sentenció Andreotti, desgasta más a quien no lo tiene que al que sabe usarlo.

El reciente escándalo del caso Delcy, en el que con desvergüenza, cinismo y descaro, el ministro Ábalos ha incurrido en diversas versiones rectificándose a sí mismo, por lo que el engaño a la sociedad española ha sido flagrante y evidencia hasta donde está dispuesto a llegar el modelo socialcomunista pactado por la izquierda radical separatista y comunista. A raíz de este escándalo y del carácter colaborador del gobierno con la dictadura de Maduro, con sutíl imposición por la mensajera Delcy, ya no estamos ante la presencia del "tigre" sino que hay, también, en esta selva la pantera devoradora, con evidentes y abundantes secretos de ilícitos y escandalosos comportamientos. En septiembre de 2014, Sánchez afirmaba:

«Ni antes ni después el Partido Socialista va a pactar con el populismo porque es el camino de la Venezuela de Chavez», y, ahora, de manera «congruente» con sus palabras, asume el programa de Iglesias con el que según nos dijo, «no podrían dormir tranquilos ni él ni el 95% de los españoles».

Es posible que ahora, ya presidente, pueda dormir tranquilo, pero lo que es indudable es que el 95% de los españoles empezamos a tener pesadillas que perturban nuestro sueño y vemos negro el futuro inmediato. Junto a ello hay que destacar que según estas cifras que nos dio el presidente, el 5% de españoles, aunque no lo quieran ser, están imponiendo sus criterios y su ideología al 95% restante.

Como no pierdo, como cristiano que soy, la esperanza, creo que la sociedad española sabrá reaccionar para corregir la irracional ingeniería social deconstructivista. Conste, para que no me consideren reaccionario inmovilista, que considero necesarias, imperativas y profundas modificaciones en el actual sistema de nuestra civilización, en orden a la libertad, la dignidad de las personas y la igualdad de posibilidades, desterrando la explotación, el abuso y las diferencias extremas. Progreso es ir hacia adelante pero afirmando la libertad y la dignidad, porque como nos advierte Felipe José de Vicente Algueró en su obra, De la Pepa a Podemos:

«Solo el ser humano, capaz de reconocerse como más que simple materia, puede revelarse contra quien lo quiere reducir a ser un simple animal más desarrollado» (De Vicente, 2016; 346).


Bibliografía

  • Albiac, G. (2019): ABC, 25 Febrero 2019
  • Camacho, I. (2020): Los anticuerpos de la política. ABC 1 Marzo 2020
  • Fueyo, J. (1973): La vuelta de los Budas. Organización Sala Editorial, Madrid.
  • Le Bon, G. (1986): Psicología de las masas. Morata, Madrid.
  • Ortega y Gasset, J: (1990) La rebelión de las masas. Revista de Occidente en Alianza Editorial, Madrid.
  • Ratzinger, J. (2005): Introducción al cristianismo. Sígueme, Salamanca.
  • Vicente de, F.J. (2016): De la Pepa a Podemos. Ediciones Encuentros, Madrid.




La Razón de la Proa (LRP) no se hace responsable de las opiniones publicadas, son los autores firmantes los únicos que deben responder de las mismas. LRP tampoco tiene por qué compartir en su totalidad el criterio de los colaboradores. Todos los artículos publicados en LRP se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.
Recibir el boletín de LRP

Comentarios