Terrorismo: la guerra barata

El catedrático Mikel Buesa ha publicado 'La financiación del terrorismo. ETA y el MLNV' (Ed. Almuzara), una obra que culmina un trabajo de investigación de más de dos décadas y en cuyo origen está el asesinato a manos de la banda terrorista de su hermano Fernando.


​​Publicado en primicia en la sección opinión del digital El Debate (20/DIC/2023), y posteriormente recogido por La Razón de la Proa (LRP) Solicita recibir el boletín semanal de LRP.​

Cuarenta y cinco años en tiempo histórico son apenas unas milésimas de segundo, pero para la generación a la que le toca vivir en ese lapso infinitesimalmente pequeño, resulta ser su particular tiempo histórico.

En 1978, hace por tanto justo ese tiempo, en el cuartel de la guardia civil de Irún aguardaba una madre el nacimiento de su primer hijo. En un edificio cercado por la delación contra sus moradores, el nacimiento se había programado para realizarse en un hospital francés, a pocos kilómetros de Irún. Pero el día que rompió aguas y el niño dijo aquí estoy yo, esto es, el día de su natividad, el cuartel estaba cercado por activistas abertzales. Una acción que realizaban con cierta frecuencia y que por las noches aderezaban con el lanzamiento de cócteles molotov.

En una ventana de tiempo en la que los hostigadores aflojaron el asedio, pudo evacuarse un coche camuflado con la madre parturienta, el número de la guardia civil que acompañaba a su esposa y la criatura diciendo aquí estoy yo. No llegaron a Francia, sino a un hospital de Irún, donde los dolores del parto importaban bien poco comparados con la preocupación de la madre por saber quién iba a ser el personal sanitario en quien pondría la vida de la nueva criatura. Sólo dos preguntas tranquilizaron a la madre; la primera, cerciorarse de que la ginecóloga le hablaba en español, y la segunda, responderle que era natural de Cáceres.

En estos días de celebración de la gran Natividad del mundo cristiano, tiempo en el que acostumbramos a expresarnos el afecto con agasajos, reuniones y regalos, llega a mis manos uno que recomiendo vivamente. Me refiero al libro de mi colega Mikel Buesa, La financiación del terrorismo. ETA y el MLNV (Ed. Almuzara). Una obra que culmina un trabajo de investigación de más de dos décadas y en cuyo origen está el asesinato a manos de la banda terrorista de su hermano Fernando.

La culminación de este largo proceso de investigación tiene dos hitos claves. El primero, el impulso recibido desde la Cátedra de Economía del Terrorismo de la Universidad Complutense de Madrid financiada por la Asociación Víctimas del Terrorismo con el pundonor de Maite Pagazaurtundúa. Una mujer que, de no ser por su extrema humildad, hablaría de tú a tú a Isabel la Católica de haber sido coetáneas. El segundo fue el de la Fundación Villacisneros.

La financiación de ETA se estudia dividida en cuatro subperiodos que arrancan en 1967 y finalizan en 2010. De los cuatro periodos hasta el momento se han identificado la captación de 449,1 millones de euros, la mayor parte de los cuales concentrados en el subperiodo 1993-2002. Sólo tras la ilegalización de Herri Batasuna, el volumen de recursos cesó en su crecimiento.

Pese a la dificultad de recopilación de datos, pero con el rigor que le aporta el análisis estadístico y econométrico, la banda terrorista ETA supuso en el contexto terrorista internacional una organización con muchísimos menos fondos que las grandes organizaciones terroristas como las FARC, el PKK, el IRA auténtico o el IRA provisional. Los números respaldan la tesis de que el terrorismo es una forma barata de guerra. Hoy hay que añadir que la extorsión desde las instituciones a cambio de un puñado de votos; también.

Lo que sí logró ETA fue abaratar el coste del reclutamiento de criminales o, si se prefiere, maximizar la capacidad de provocar dolor. El profesor Buesa obtiene como resultados que el coste directo causado por el terrorismo vasco fue 19,4 veces mayor que la financiación captada y, si se consideran el total de costes indirectos causados al crecimiento de la economía vasca, el daño causado fue de 485,5 veces mayor.

La denominada Ley de Memoria Democrática permite solicitar la nacionalidad española a todos los nacidos fuera de España de padre o madre, abuela o abuelo, que originariamente hubieran sido españoles, y que, como consecuencia de haber sufrido exilio por razones políticas, ideológicas o de creencia o de orientación e identidad sexual, hubieran perdido o renunciado a la nacionalidad. Ya he tenido oportunidad de reivindicar varias veces la necesidad de una iniciativa legal similar en España que permitiese votar en el País Vasco y en Navarra a quienes, como aquel niño que nacía en 1978 con el cuartel de la guardia civil cercado, tuvieron que marcharse dejando el censo electoral en manos de los delatores, de los que oficiaban funerales por la puerta de atrás y de los que ahora entregan las llaves de las instituciones a los que empleaban tan eficazmente el cobro del impuesto revolucionario para matar a sangre fría.




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