Coincidiendo estos días con el centenario del PCE (autoarrogándose el marchamo de luchador por las libertades y la democracia, lo cual, en vista de su sangrienta trayectoria, no cuadra para nada con la realidad), el Gobierno sociopodemita vuelve a la carga con la Ley de Memoria Democrática. 

Hablamos de una Ley que pretende endurecer hasta el delirio la aprobada por Zapatero y en la que, al parecer, se recogen afirmaciones del calibre de:

«Todas las leyes del Estado español, incluida la Ley 46/1977 de Amnistía, se interpretarán y aplicarán de conformidad con el Derecho internacional convencional y consuetudinario y, en particular, con el Derecho Internacional Humanitario, según el cual los crímenes de guerra, de lesa humanidad, genocidio y tortura tienen la consideración de imprescriptibles y no amnistiables».

¡Ahí es nada!

Pues, ¿dónde dice el Derecho Internacional Humanitario ese que la vigencia de una norma jurídica de tales características ha de limitarse al tiempo histórico que un gobierno cualquiera pretenda acotar de acuerdo a sus intereses?

Seguramente porque si no se acota entre 1939 y 1975 y, por el contrario, se acotara de 1931 hasta nuestros días a los herederos políticos del otrora Frente Popular (quienes, por cierto, siguen hoy luciendo idénticas siglas que cuando su pasado criminal: PSOE, UGT, CNT-FAI, ERC, PNV, el propio PCE) les pillaría el toro...

A ver señores, no nos tomen por idiotas: la única realidad del proyecto de Ley de Memoria Democrática es que reabrirá heridas, ahondando en la división entre españoles; con la "peculiaridad", eso sí, de que sólo izquierdas y nacionalistas (aquellos que fueron derrotados en 1939) tendrán derecho a expresarse libremente (por mor de una feroz censura cuya puesta en marcha laminará la libertad de pensamiento, expresión, prensa e investigación) en lo referido a esta cuestión, no la España heredera de la que en su día se negó a ser comunista y luchó por evitarlo. 

Es más, llegado el caso su aprobación podría provocar una crisis institucional de primer orden, ya que si deslegitima todo el Régimen anterior, ¿dónde queda la Monarquía traída por Franco? 

En resumen, que el mejor destino de dicha ley ⎼basada en el resentimiento, el odio, la venganza amén de la estúpida pretensión de ganar virtualmente una guerra perdida hace más de 80 años⎼ sería su no aprobación.

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