Escándalos eclesiásticos

13/09.- Un gran santo de nuestro tiempo solía repetir que él se sentía capaz de todos los horrores y todos los errores, si el Señor le dejaba de su mano.
Escándalos eclesiásticos

Ante los contados y sonados escándalos eclesiásticos que a veces suceden y que los enemigos de la Iglesia se ocupan en publicitar continuamente buscando multiplicar sus efectos, sigue habiendo quien sostiene que lo mejor es callarse y aguantar que pase el chaparrón; una actitud que no ha beneficiado nada a la imagen y credibilidad de la Iglesia en los desgraciados casos de abusos sexuales.

Pero quienes creemos que la verdad nos hace libres, consideramos que por muy feos que se presenten unos hechos, conviene afrontarlos sin ambages, intentando extraer de ellos la mejor enseñanza posible en todos los aspectos. Si algo sabemos los católicos es que desde el primero hasta el último, todos podemos meter la pata; aunque obviamente las meteduras pueden llegar a generar escándalos según quien las cometa y la trascendencia que le otorguen los medios. Como también sabemos, que siempre hay lugar para el arrepentimiento, pedir perdón y levantarse buscando reparar en todo lo posible los daños causados.

Un gran santo de nuestro tiempo solía repetir que él se sentía capaz de todos los horrores y todos los errores, si el Señor le dejaba de su mano. Y no lo decía como un mero recurso retórico, sino convencido y consciente de sus debilidades.

No hay nada nuevo bajo el sol.

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