Juventud actual y valores permanentes

20/NOV.- Han desistido totalmente del esfuerzo y el sacrificio para la consecución de sus objetivos, todo ha de ser fácil y rápido, lo que les lleva a actuaciones vacías de contenido.
Juventud actual y valores permanentes

Tengo la suerte (o la fatalidad) de emplear parte de mi tiempo libre en ayudar en una organización de voluntariado juvenil, no como monitor en contacto directo con los jóvenes, si no en tareas burocráticas que a  los chavales les vienen algo grandes y les restan tiempo de actividad.

  • Sin embargo ello no implica que mi curiosidad innata me lleve a veces a involucrarme en algunas actividades más cercanas a ellos y tenga un contacto más o menos estrecho con la realidad juvenil del momento.

No es mi intención para nada el comparar la educación que yo recibí allá por los años 60 con la que ahora se imparte, tanto académica como “no formal”, pero inevitablemente se me vienen a la cabeza aquellos conceptos, que no por antiguos, dejan de tener plena validez.

A lo que me voy a referir es solamente una percepción personal, que seguramente no retrata a la mayoría de la juventud, pero si es algo demostrable en el día a día de la convivencia con ellos.

  • Una de las cosas que me llama la atención es la dificultad que tienen en tomar decisiones, sean estas o no, arriesgadas o sin trascendencia, el miedo al fracaso.
  • Otro bache que encuentro es la dificultad en la expresión oral y en el posicionamiento de objetivos, así como la falta de concreción en sus afirmaciones, lo que les lleva a moverse en el ámbito de las ideas estereotipadas, muchas de ellas imbuidas actualmente desde el progresismo radical. No sé muy bien si es “vacío de ideas o ideas vacías”.

Han desistido totalmente del esfuerzo y el sacrificio para la consecución de sus objetivos, todo ha de ser fácil y rápido, lo que les lleva a actuaciones vacías de contenido.

Se ha perdido en un porcentaje muy alto la faceta mística de la vida, el contenido espiritual, que no religioso, la introspección, ese mirarse hacia dentro y saber discernir el bien del mal, el “hacer lo que se debe” sin importar el resultado, porque todo tiene solución menos la muerte.

  • Bien es verdad que estoy pintando una realidad pesimista y sin embargo he de destacar de la juventud actual esa frescura en el trato cercano, que tan raro se nos hace a los que nos educamos en un encorsetamiento de la expresión y en una sobrevalorada “buena educación”, que nos llevaba muchas veces a parecer mudos y antipáticos.

Quizá el trabajo a realizar por los monitores en contacto directo con los jóvenes sea no solo el programar actividades lúdicas y divertidas, si no, además, enseñarles la trascendencia de la vida y de sus actos, ir un poco más allá que el “pasar” el tiempo libre.

  • La naturaleza muchas veces nos puede ayudar a enseñar esas lecciones de vida interior de la que tanto adolecen nuestros jóvenes.                                                                                                       

 

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