Vaya usted con Dios

1/04.- Haciendo limpieza entre todo el marasmo de correos que nos llegan a diario, hete aquí que salta con energías, un artículo de nuestro fiel amigo y colaborador Manuel Parra Celaya, que se nos había quedado en el tintero...

Publicado en el número 287 de 'Desde la Puerta del Sol', 1 de abril de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa.

Vaya usted con Dios

Haciendo limpieza entre todo el marasmo de correos que nos llegan a diario, hete aquí que salta con energías, y hasta parece que con un cierto enfado por el olvido en el que había caído, el artículo que incluimos a continuación, de nuestro fiel amigo y colaborador Manuel Parra Celaya, que se nos había quedado en el tintero.

Hubiera sido una pena se hubiera perdido, ya que nos da una amplia lección de cómo las personas han venido saludándose desde antiguo (¿desde los fenicios?) por estas tierras nuestras, según los momentos, los lugares y los motivos en los que cabía el gesto. Hoy día vale todo como saludo… salvo aquellos que los guardianes de la política echan a la hoguera, como es el saludo brazo en alto, tan pacífico y cordial él, con unos orígenes tan antiguos, nobles y demostrativos de amistad y armonía.

Loamos como merece el desescombro de este artículo de entre tantos escritos acumulados, incluyéndolo en un número de Desde la Puerta del Sol que aparece en día novedoso hasta ahora, o sea, en miércoles, porque, «como decíamos ayer», consideramos que, habiendo tantos escritos que merecen ser leídos, provocan nos salgamos de nuestra hoja de ruta, pues, de hecho, es aconsejable que la información adecuada debe estar en manos de los amigos, aunque la reciban por diferentes medios.

Hoy dejamos descansar a los botijos en su anaquel y pedimos la colaboración de Miguel Ángel a través de uno de sus más bellos frescos de la Capilla Sixtina, ya que, en cierta medida, en él se produce un juego de manos que podemos encajar entre el recreo de los saludos en el que andamos hoy.

Se trata de la «Transición de la vida del Creador a Adán», probablemente inspirado en el himno medieval Veni Creator Spiritus, mediante el que la Iglesia pide su asistencia al Espíritu Santo, muy necesaria en estos momentos.


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