Por mor de los hados que dominan la electrónica –ese mundo tan complejo en el que no se nos ocurre entrar para conocer sus escondrijos–, acción que antiguamente ejercían los duendes de la imprenta, cuando íbamos a dar salida al número de hoy desapareció de la pantalla y de los variados archivos del ordenador. ¡Zas! A otra cosa.

Nuestro pesar fue enorme, morrocotudo el sentimiento por ver esfumarse el trabajo realizado y pasmosa la desesperación –es un decir– por lo perdido. Pero no por ello nos amilanamos. ¡Qué va! Como hormigas nos pusimos a buscar material con el que sustituir lo eclipsado.

Y ¡oh prodigio! Nos encontramos con dos textos que, por su importancia, en cualquier caso tendríamos que publicar. ¿Será que tendría que ser así? ¿La pérdida del original primigenio no habrá sido para intencionado con el fin de toparnos con este otro y reproducirlo por su importancia?

Quizá los hados de la electrónica y los viejos duendes de la imprenta trataron de echarnos una mano para que no dejáramos para mañana lo que pudiéramos hacer hoy. Junto a estos dos originales publicamos otros dos de igual importancia, en su materia.

Los dos originales mencionados son:

•  El Manifiesto a los españoles del Heraldo Español, revista de información política publicada hace 40 años, y...
• La sentencia sobre el Pazo de Meirás vista por Mario Conde, Abogado del Estado.

En el primer caso nos encontramos con un manifiesto de los primeros años de la Constitución en el que ya se dejan ver los problemas que iban a traer los «consensos», reflejando los autores del manifiesto el deseo de una España limpia como la que pretendimos años antes y andamos buscando años después. Podríamos suscribir su texto al 100 por ciento.

En el segundo caso, el abogado del Estado, Mario Conde, analiza la sentencia dictada por una juez de Galicia que pone de manifiesto los olvidos en los que caen los tribunales cuando pretenden dictar una sentencia partiendo de cuál ha de ser el fin que ha de tener el caso.

Cosa frecuente en España desde hace tiempo. Consecuencia de la manipulación de las leyes, las interpretaciones torticeras de las mismas y al uso que de ellas hacen quienes ostentan el poder ejecutivo.

Creemos es esta una sustitución que, a pesar de ser por culpa de una imposición informática, merece la pena. Aunque la falta de tiempo no nos ha permitido ilustrar este número de Desde la Puerta del Sol.