Que se aclare

13/MAY.- ¡Ya está bien de aguantar impertinencias y desafíos! Demasiado se le ha consentido hasta la fecha. A este individuo, a otros de Cataluña, y a no pocos de otros espacios nacionales.

​Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol núm. 623, de 11 de mayo de 2022. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.

Que se aclare

Este chico, presuntuoso por demás, encerrado en su soberbia de ser cabeza de ratón, enseguida se encocora, se enerva como un gallito cuando alguien que no le gusta entra en su pequeño corral, y empieza a juzgar a los de fuera por cosas que son normales olvidando que él incumple cada día las normas que, desde el conjunto general donde tiene establecido su gallinero, existen para que sus cluecas pongan los huevos de rigor. Claro que esto le viene de herencia ya que, cuantos han pasado por el cargo que él ocupa en estos momentos, se han comportado de forma parecida; enseguida que suben al machito se crecen y toman unos humos plagados de vanidad e insolencia que probablemente atufan a la ciudadanía catalana que no tienen las mismas intenciones que ellos, y se consideren como perdidos en la finca que pertenece a su familia desde siglos.

Ahora, el muchacho que jactanciosamente ocupa la presidencia de la comunidad autónoma catalana, una esquina de del terreno que con otras dieciséis forman España, se ha enfadado porque le han soplado que alguien ha espiado sus andares porque, al parecer, sus superiores no se fían de lo que hace, cómo lo hace y a dónde encamina al susodicho espacio y a quienes desarrollan en él su vida. Y, ni corto ni perezoso, se pone a cacarear en lo alto del corral sin tener en cuenta todas las fechorías que él mismo viene haciendo, tales como el incumplimiento de las normas establecidas para todos los del país, saltándose a la torera incluso las sentencias de los altos Tribunales, y con fatuidad y altanería increpa a sus superiores, al amo del gallinero. Olvidando que los espías están para cumplir su misión, y cobran un sueldo por investigar aquello que parece que se no cumple debidamente con lo establecido. No es cosa nueva. Toda la vida han existido los espías y el control. Nada más salir a la calle nos encontramos con más de un mandato que hemos de acatar. En unos tiempos han sido de carácter más sangrientos, en otros, como actualmente, de forma más condescendiente.

Aunque no nos demos cuenta, nos espían a todos. Directamente, a través del teléfono, o de internet, o si vamos allí o al otro sitio, si tenemos estos o aquellos amigos, si cruzamos la calle debidamente, si nos ponemos la mascarilla, etc. Para eso está la policía en sus distintas jurisdicciones y los del FBI –por nombrar a los espías más conocidos y famosos hoy día– así como otros muchos parecidos a ellos repartidos por el mundo entero. Y viene de lejos. La historia nos recuerda a espías famosos que dejaron su quehacer en los libros y hasta en monumentos. Ahí tenemos a la famosa bailarina neerlandesa conocida como Mata Hari, quien tuvo que soportar una vida poco agradable en la que se vio mezclada en el espionaje y terminó fusilada por los franceses; o un tal Juan Pujol, que consiguió engañar a Hitler; o Mark Felt, número 2 del FBI, que levantó el Watergate organizando un barullo de mucho pistón; o Ramón Mercader, catalán él, como Pedro Aragonés, del PSUC, que estuvo en los Servicios Soviéticos con el objetivo de asesinar a Trotski.

Esto del espionaje no es nada nuevo. Y quienes tienen una representación tan señalada como Pedro Aragonés, han de atárselas fino para ir sorteando todas las investigaciones que sobre él puedan hacer. Todo lo contrario a cómo se comporta, pues con sus ínfulas a ras de piel, se esponja en cada despertar, como el otro Pedro, el Pedro Sánchez, y, por poner un ejemplo, hace caso omiso a la Ley 39/1981 que señala la obligación que tiene sobre el uso de la bandera nacional, que él olvida constantemente, como se puede ver en los artículos de la Ley que reproducimos y las imágenes que traemos a cuento.

Artículo tercero.
Uno. La bandera de España deberá ondear en el exterior y ocupar el lugar preferente en el interior de todos los edificios y establecimientos de la Administración central, institucional, autonómica, provincial o insular y municipal del Estado.
Dos. La bandera de España será la única que ondee y se exhiba en las sedes de los órganos constitucionales del Estado y en la de los órganos centrales de la Administración del Estado.

Artículo cuarto.
En las Comunidades Autónomas, cuyos Estatutos reconozcan una bandera propia, ésta se utilizará juntamente con la bandera de España en todos los edificios públicos civiles del ámbito territorial de aquélla, en los términos de lo dispuesto en el artículo sexto de la presente ley.

Artículo quinto.
Cuando los Ayuntamientos y Diputaciones o cualesquiera otras Corporaciones públicas utilicen sus propias banderas, lo harán junto a la bandera de España en los términos de lo establecido en el artículo siguiente.

Artículo sexto.
Uno. Cuando se utilice la bandera de España ocupará siempre lugar destacado, visible y de honor.
Dos. Si junto a ella se utilizan otras banderas, la bandera de España ocupará lugar preeminente y de máximo honor y las restantes no podrán tener mayor tamaño.

Artículo noveno.
Las autoridades corregirán en el acto las infracciones de esta Ley, restableciendo la legalidad que haya sido conculcada.

Artículo décimo.
Uno. Los ultrajes y ofensas a la bandera de España y a las contempladas en el artículo 4 del presente texto, se castigarán conforme a lo dispuesto en las leyes.

Cuatro. Sin perjuicio de la responsabilidad en que incurran los autores de las infracciones de lo dispuesto en esta ley, lo establecido en el artículo ciento veintitrés del Código Penal o trescientos dieciséis del Código de Justicia Militar, en los casos de personas y lugares previstos en este último, será asimismo de aplicación a los Presidentes, Directores o titulares de organismos, instituciones, centros o dependencias y a los representantes legales de partidos políticos, sindicatos, asociaciones o entidades privadas de toda índole que, tras ser requeridos para el cumplimiento de esta ley por la autoridad gubernativa, incumplan lo preceptuado en los artículos anteriores.

No hace falta ser un espía muy aguzado para darse cuenta de las malas intenciones del susodicho Pedro, el malaje que se crispa en cuanto se refiere a las obligaciones que tiene que cumplir respecto a España, como el respeto a la bandera, que desprecia, lo que viene a confirmar que sus acciones son perjudiciales para la nación y por tanto es normal que tenga tras sí a los espías, aunque estos hoy día actúen desde un despacho y con artilugios que ponen de manifiesto sus insidias, sus malos actos, sus acciones contra la nación a la que pide ahora cuentas cuando la está traicionando y dañando a diario con sus actos.

Demasiado se le ha consentido hasta la fecha. A este individuo, a otros de Cataluña, y a no pocos de otros espacios nacionales. Y desde luego lo que es una ignominia es que los gobernantes de España vayan a darle explicaciones. En el mejor de los casos, lo reglamentario sería que viniera a Madrid a quejarse donde, lógicamente, debería recibir un rapapolvo al explicarle las razones por las cuales ha sido espiado. Aunque más lógico sería que las autoridades y las instituciones de la nación actuaran, de acuerdo con la Constitución y las restantes disposiciones a las que eluden, de forma eficaz, sin dudas y con toda la energía que el caso requiere.

¡Ya está bien de aguantar impertinencias y desafíos!

Para ir preparándonos para los calores que presumiblemente nos van a atacar este verano, traemos un botijo especial, de los considerados «con alma», de origen alicantino y decorado con barbotina de agosto. Hay que iniciar la andadura con buen pie y más cuando tenemos que estar atentos a los espías que, sabemos con seguridad, andan cuidando de los asuntos de la nación, aunque nosotros, pensamos, no somos merecedores de que nos presten demasiada atención, por más que, de vez en cuando, nos atacan directamente y sin piedad.




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