No se puede mentir siempre

5/04.- Ha mentido tanto este Pedro Sánchez que atufa, le salen por los poros las falsedades, no dice una verdad ni por equivocación, ya no sabe distinguir entre verdades y mentiras y, como le tiran más éstas, funciona con ellas...

Publicado en el número 289 de 'Desde la Puerta del Sol', 5 de abril de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa.

No se puede mentir siempre

No se puede mentir siempre

Conocí y traté durante bastante tiempo a la directora de un colegio que decía a los alumnos del mismo, en cuanto la querían meter una trola, que «la mentira tiene unas patitas muy cortas» y enseguida se la coge. Y eso es lo que le pasa a Pedro Sánchez, con un agravante: que él no miente de vez en cuando sino que miente a diario y en todo. Y, claro, los engañados terminan por hartarse. No solo porque los miente descaradamente, sino porque como a su vez ellos son unos ladinos, si con el engaño sacan tajada, se lo permiten.

Pero llega un momento que la acumulación de engaños sobrepasa las posibilidades de soportarlo. Es como la nieve, cuando hay demasiada, está blanda, y se tose, se desprende en un alud que puede llevar consigo importantes peligros y causar notables daños.

El alud de mentiras de Sánchez es del tipo cinco, o sea, máximo. A pesar de ello, haciendo de tripas corazón, los partidos de la oposición, PP, VOX y Ciudadanos le habían tendido una mano para sacar a España del atolladero en el que está como consecuencia del coronavirus, sin que ello signifique que no fueran a perdonar todos sus errores y malos pasos dados con respecto a la pandemia, con la condición de que los consultara cuando fuera a tomar nuevas decisiones; pero se saltó a la torera esta mínima cortesía, y ha seguido haciendo su santa voluntad, razón por la cual esos partidos han retirado su incondicional ayuda.

Los partidos marginales y separatistas que le apoyaron para conseguir la mayoría, como también los ha mentido y actúan al margen de las medidas a tomar en estos momentos en España, también le han vuelto la espalda.

Nadie se fía ya de él, ni los que esperaban conseguir bandera de independencia ni los que ansían salir del paso para intentar una renovación decente de todo este maremágnum de incongruencias y malas acciones y decisiones.

Ha mentido tanto este Pedro Sánchez que atufa, le salen por los poros las falsedades, no dice una verdad ni por equivocación, ya no sabe distinguir entre verdades y mentiras y, como le tiran más éstas, funciona con ellas.

Teóricamente le queda Palo Iglesias y su distinguido aquelarre; Pablo trabajando en sacar todo lo que pueda de un Pedro Sánchez casi KO, y los demás actuando de palmeros y de vez en cuando soltando alguna sandez en la televisión; porque son tan atrevidos que aparecen en público sin tener nada que decir y lo que dicen suele ser alguna simpleza.

Como es lógico, se van levantando muchas voces respecto a que este gobierno debe ser sustituido por otro de emergencia que tome los asuntos del país con seriedad; poniendo en marcha el saber que se precisa para tomar decisiones certeras, aplicando la honradez que debe primar por encima de cualquier otro interés, y olvidando el taimado progreso con el que confunden a la ciudadanía, abriendo los ojos a cuantos los cierran porque prefieren seguir a ciegas a los mentirosos, embaucadores y trapaceros.

Aunque tarde un poco, hemos de ver surgir la primavera. Será con el deterioro producido por la tormenta y las lluvias torrenciales, por el mal cuidado de los frutales, porque el campesino que atendíalas sementeras era un aprendiz que desconocía las artes necesarias para sembrar adecuadamente, quitar las malas hierbas, y recoger la cosecha en el momento oportuno.

Pero la primavera estará esperando a pesar de todos los errores. Ella sigue su andadura y de ella hemos de aprender lo necesario para volver a encarrilar los ciclos que de nuevo han de venir. Tengamos esperanza. No se acaba el mundo en el que vivimos. Va cambiando. Y para mejorarlo hay que seleccionar bien la si-miente. En esas estamos.

Hoy traemos un botijo relativamente reciente pero que el alfarero ha tratado de envejecer en el convencimiento de que le daba un mayor sabor, incluso agregando un toque de vintage para conseguir esa apariencia. Y lo traemos como compañía porque nos representa en el futuro que nos espera, un futuro nuevo que ha de salir de este cambio que probablemente se ha de producir, pero recordando el tiempo pasado que es el que da el conocimiento, acondiciona la sensatez, y madura el cerebro.


 

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