Los discursos del odio

14/FEB.- Ahora parece que empiezan con la monserga del odio. Que si los delitos de odio, que si los discursos del odio que decía la señora Adriana Lastra hace unos días en el Parlamento, que si la extrema derecha quiere resurgir el odio entre los españoles…


Publicado en el número 266 de 'Desde la Puerta del Sol', 14 de Febrero de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa.

Los discursos del odio

Los discursos del odio

Ahora parece que empiezan con la monserga del odio. Que si los delitos de odio, que si los discursos del odio que decía la señora Adriana Lastra hace unos días en el Parlamento, que si la extrema derecha quiere resurgir el odio entre los españoles…

Hay que reconocerlo: esta izquierda marxista tiene la capacidad de ir actualizándose cada día, surgiendo con nuevos enredos atrevidos para mantener el ambiente enrarecido a flor de pie. Y, al mismo tiempo, es capaz de tapar la boca a la oposición con sus mentiras, tirando contra esta toda la porquería que producen en cantidades considerables, no privándose de hacer uso de sus miserables falsedades, y convirtiendo donde estén –en el parlamento, en la televisión, en la calle– en un lodazar difícil de soportar.

Ahí tenemos cómo la exministra de justicia, Dolores Delgado, a la que es difícil callar, se las tiene tiesas con sus manipuleos en tiempos para mezclar al PP en el caso Gürtel, entendiéndose para ello con el expulsado ex juez Baltasar Garzón de la carrera judicial por un delito de prevaricación sobre ese caso, o con el superconocido comisario Villarejo, también en manos de la justicia, metido, al parecer, en todos los chanchullos de tipo económico o de cualquier otro campo que se han producido en los últimos tiempos, cuya delación quedó reflejada en una célebre comida en la que participaron los tres personajes –Dolores, Garzón y Villarejo– de notable repercusión y que será recordada como las de Pantagruel, pero por distintos motivos.

Su aparición de nuevo por la Fiscalía del Estado, de la que se hará cargo próximamente –si pasa el examen del Parlamento–, produjo algunos comentarios entre sus compañeros. Cristina Dexeus, presidenta de la Asociación de Fiscales, manifestó «estupor» a causa de la desig-nación de la exministra Delgado como nueva fiscal general del Estado. A su juicio, se trata de una propuesta con la que claramente se pretende «indicar» que el Gobierno quiere sujetar a los fiscales. En un comunicado oficial, la asociación mostró «su malestar y preocupación por la imagen de politización y falta de independencia e imparcialidad transmitida al colocar en la cúspide de la carrera fiscal a una persona que ha sido ministra de Justicia hasta hace pocas horas». Y hasta se ha escuchado que es «una bomba de relojería que va a incendiar la Fiscalía».

Por otro lado, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, opina de la oposición que «Una no sabe qué son más: si tontos o malos. No se sabe si no saben leer o si lo único que hacen es mentir», referido a la posición sobre el llamado «pin parental». Ella, que tergiversó lo hablado en el Vaticano sobre la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, hasta el punto de que el Secretario de Estado tuviera que aclarar lo por ella manifestado, y, a pesar de esto, no se bajó del burro. Continuando la señora con la siguiente declaración en cuanto a la pertenencia de los hijos, si a los padres o al estado:

¿En qué quedamos? ¿En que ser madre es «lo más importante del mundo, prácticamente un sacramento, una maravilla, un romanticismo construido en torno a la maternidad frente al cual se han sacrificado montones de mujeres a lo largo de la historia?». Soltando, respecto a los vientres de alquiler: Versión A del patriarcado de toda la vida. Versión B del patriarcado de toda la vida: «Esto es una tontería, si lo puedes vender lo vendes». Con ello queda claro la catadura de esta señora.

Hoy nos hemos parado en comentarios respecto a dos señoras servidoras de las intenciones de Pedro Sánchez. Hay muchas más. No son pocas las personas que, estando enjuiciadas, contando con alguna condena, siendo llamativamente prevaricadores, etc. han sido nombrados, o lo están siendo, para puestos importantes dentro de la amplitud del Gobierno de Pedro Sánchez, ya que, incluso, está sustituyendo a funcionarios expertos en distintos departamentos de la Administración por lacayos domesticados que harán lo que el jefe diga.

¿Y comentar los disparates que se producen cada día con la intención de evitarlos y con el noble deseo de encarrilar los negocios públicos, son los discursos del odio que dice Adriana Lastra? No, yo creo que no. Sí lo son aquellos que ella larga cuando desde la tribuna o desde el escaño va con el moño puesto.

Pasemos al minuto en el que uno recibe o lanza las palabras de gracia que nos sumen en la esperanza. Por ejemplo las de Donald Trump de hace unos días, quien a unos encanta y otros no lo ven con tan buenos ojos, pero que es capaz de decir: «Nunca olviden el poder de la oración y la gracia de Dios».

Algunos estamos plenamente convencidos de lo que comprenden esas sencillas palabras. Da igual quién las diga. Nosotros las repetimos hoy. Y para ello tomamos de la alacena un antiguo botijo que el alfarero decoró con la basílica de Santa María la Real de Covadonga poniendo en el acto la intención de que cada trago que escanciemos vaya acompañado de una oración a la Santina y un padrenuestro a nuestro Dios.


 

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