La trampa de La Moncloa

21/04.- En el momento de escribir estas notas no sabemos nada de los resultados de la entrevista que por este medio acaban de mantener Pedro Casado y Pedro Sánchez, en el convencimiento de que si hablan un poco más de lo debido únicamente será para tirarse los trastos a la cabeza aunque sea con toda la moderación del mundo y las palabras más suaves que encuentren.

Publicado en el número 296 de 'Desde la Puerta del Sol', 21 de abril de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa.

La trampa de La Moncloa

Pedro Sánchez le ha sacado el gusto a eso de las videoconferencias. Probablemente incluso también las utiliza para hablar con Begoña, pues no es cosa de ir de un lado para otro dentro del palacete de La Moncloa para saber cómo se encuentra, que trabajos está preparando para mejorar la vida de los moradores africanos en sus tierras, incluso para saber la temperatura que tiene, pues quizá no ha mejorado del coronavirus como, según cuentan, le sucede a Irene quién parece ser lo ha agarrado en demasía.

En el momento de escribir estas notas no sabemos nada de los resultados de la entrevista que por este medio acaban de mantener Pedro Casado y Pedro Sánchez, en el convencimiento de que si hablan un poco más de lo debido únicamente será para tirarse los trastos a la cabeza aunque sea con toda la moderación del mundo y las palabras más suaves que encuentren. Primero porque Sánchez intentará, una vez más, convencer a Casado de que diga amén a todo lo que en ese momento se le ocurra proponer, como es su costumbre; y segundo porque hay una trayectoria que justifica la falta de credulidad en el resultado de estas entrevistas ya que la experiencia dice que desde el 14 de marzo, fecha en la que se puso en marcha Pedro Sánchez para hacer frente al covid-19, solamente ha hablado con Casado en tres ocasiones y, según este hizo público en el Parlamento, cuatro minutos en 24 días, además de que no le ha llamado para comentar aunque solo fuera alguna de las medidas que iba a tomar, ni siquiera por aquello de la educación. Dice Casado que conectará con Sánchez por hacer también suyo el manoseado eslogan de la «responsabilidad institucional», no por otra razón.

Porque a él, a Casado, le gustaría haber mantenido contacto con Sánchez respecto a todas las medidas que se han tomado y las que anuncia Iglesias por su cuenta de que se van a tomar. Por ejemplo, qué ha pasado con las mascarillas que no han servido de nada o están llegando tarde, o por la falta de test para realizar las pruebas cuando diferentes empresas con tecnología española se ofrecieron a cubrir esas necesidades, o el motivo por el qué han faltado oxigenadores cuando desde el primer días empresas españolas podían haberlos fabricado, así como la escasez todo tipo de la ropa necesaria poniendo en peligro la seguridad de los sanitarios –varios miles contaminados y más de previsible fallecidos–. En lugar de una comunicación fluida, la oposición se ha ido enterando de todo o casi todo a través de la prensa, como incluso les ocurre con a algunos ministros que tienen conocimiento de los posibles acuerdos del Gobierno a través de las declaraciones de Iglesias a los medios de comunicación. Sin duda el Gobierno debe estar roto, aunque intenten tapar como pueden sus mendacidades.

Por otro lado es notable que Sánchez ha conseguido que, según manifiesta García Egea, secretario general del PP, «España sea el país con medidas de confinamiento más drásticas y resultados peores», y que «la incompetencia del Gobierno ha convertido al mando único en un caos total», pues «tras más de un mes de estado de alarma, nada ha cambiado en el Gobierno, continúa la improvisación, la mala gestión y las compras defectuosas».

Total, que no sabemos cuántos minutos durará esta entrevista por videoconferencia, si será tan breve como las anteriores o algo más larga, ni cuáles serán las pro-puestas de uno y otro de los conferenciantes. Pero nos tememos que han de ser disímiles, que uno no podrá engañar al otro porque el otro ya está curado de espanto y ha aprendido a–sin poner cara de perro– responder a cada propuesta con otra propia.

Todo ello, además, está magnificado con la tamborrada –no la de Calandra, sino la de Adriana Lastra y Rafael Simancas– que han caldeado el ambiente los últimos días con críticas a la Comunidad de Madrid y al PP, acusándolos de competir con la «ultraderecha» –o sea, a los que opinan diferente a ellos– sin hacer mención a su compadreo con la «extrema izquierda» –que es la que los tiene cogidos por los mesenterios–.

Nos gustaría cantar albricias tras la videoconferencia, pues es lo que deseamos junto a la mayoría de españoles. Pero tememos que será un nuevo golpe al despropósito, dado que Pedro Sánchez no está dispuesto a descabalgar del caballo blanco de Santiago, es más, ni del famélico Rocinante de Don Quijote o del jumento de Sancho.

Ya que recordamos a Don Quijote y su rocín, no viene mal traer a esta página un botijo de hechura clásica y arcilla gris procedente de La Mancha, de los alfares de Albatera, localidad fronteriza con Alicante.


 

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