Además de economía hay que hacer política

6/JUL.- No sé por qué me suena que Alberto Núñez Feijóo soltó, en alguna ocasión, una frase parecida a esta.

​Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol núm. 646, de 4 de julio de 2022. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.

Además de economía hay que hacer política

Además de economía hay que hacer política


No sé por qué me suena que Alberto Núñez Feijóo soltó, en alguna ocasión, una frase parecida a esta. Es decir, que la derecha, además de ocuparse muy seriamente de la economía, no podía abandonar la política en el sentido de que una labor fundamental que sin duda le esperaba a la derecha cuando llegara de nuevo al poder era revisar toda la política llevada a cabo por la izquierda «progresista», de donde se deduciría aquello que era necesario limpiar de la legislación aportada por Zapatero, lo que Pedro Sánchez había tomado con gran ímpetu procediendo a proclamar una retahíla de decretos ley, y leyes, que fueron aprobadas por sus secuaces en el Parlamento, apoyados por el resto de los partidos políticos que aprovecharon la ocasión para sacar suculentos beneficios mediante el voto aportado, fundamentalmente los antiespañoles separatistas, ya sean catalanes ya vascos, ya desencajados de la comunidad por estar desorientados o sin saber cuál era el lugar en el que querían estar.

¿Qué esto no se le ha ocurrido a Feijóo y es un sueño de los que a veces me intranquilizan a lo largo de la noche? Pues será un sueño de los que me complican la existencia cuando los incorporo a mis creencias de por vida. Y este deseo es uno de los que continuamente me dan vueltas en la mollera pues estoy convencido de que lo primero que tiene que hacer cualquiera que acceda al Gobierno es sentarse a firmar decretos ley anulando no poco de la bazofia publicada en el BOE por acción de los mezquinos parásitos adheridos al presupuesto nacional que han aprobado todo lo que sus cabecillas ponían en marcha y les ordenaran votaran, sin reflexionar el daño que hacían a la nación y la miseria que echaban encima de los españoles.

¿Acaso no se dan cuenta los españoles cómo van perdiendo la categoría que ganaron otrora, tanto en su forma de vida, como económica y culturalmente? ¿No perciben las tropelías que se cometen todos los días, mediante atracos, asesinatos, suicidios, ruptura de la familia, apoderamiento de los bienes ajenos como los cometidos por los okupas, etc. sin que prácticamente las autoridades tomen medidas serias al respecto?

Prácticamente todo lo que se legisla va encaminado a enfrentar a los españoles unos con otros, reduciendo lo que es necesario para poder llevar una vida decorosa, tratando de cambiar la mentalidad de jóvenes y mayores en cuanto a su concepto de la existencia del ser humano, introduciendo en su mente el odio, conductas deshonestas, la ambición descontrolada de disfrutar de lo más posible sin ganarlo con el diario trabajo, olvidando que el disfrute de la vida la hemos de conseguir con el sudor de nuestra frente,...

Los vaivenes que la humanidad han tenido a lo largo de los siglos nos deben enseñar cuál debe ser la meta del discurrir por la vida, y cómo hemos de hacer el camino, pues nos salimos desmedidamente de la trayectoria trazada tanto al hombre como a la mujer, se produce el desequilibrio que lleva a que se desprenda el alud en el que podemos vernos envueltos y en el que es posible perecer sin justificación aparente, pues no era el fin que figuraba en el destino previsto.

No sé si realmente Feijóo tiene en mente la limpieza de no pocas normas de las publicadas en el BOE y que tienen irritados, alterados, encorajinados, excitados a no pocos compañeros de andadura por la vida, o es un sueño mío; pero, insisto, estoy convencido de que será necesario, a la caída de Pedro Sánchez –que espero sea más bien pronto que tarde–, hacer un barrido sin mucha tardanza con el fin de dejar las casas y las calles aseadas para que podamos transitar por ellas con alegría, ansias de deleitarse con lo posible, y dedicados al trabajo que lo haga viable.

Y, en la nueva España que ha de venir, podamos disfrutar, en verano y en invierno, de contar con un botijo colgado a la sombra sin que un desequilibrado lo destroce con un palo o una piedra, lo pintorree con un espray, lo utilice como arma arrojadiza, o lo desprecie por ser una pieza sencilla, vulgar si se quiere, olvidando que hace siglos lo crearon unos antecesores suyos que pensaban en encontrar lo útil y no únicamente en buscar lo deseable para encumbrarse sin esfuerzo alguno.




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