Submarinos

10/05.- Vuelvo a mirar por mi ventana, con mi frustrada vocación submarinista, y vuelvo a ver al nuevo hermoso Isaac Peral, también salido, cien años después, de nuestro astillero

¡Que cien años no son nada!

Reconociendo el feliz privilegio, contemplo desde mi ventana la imponente silueta del recién botado submarino Isaac Peral, pionero en su clase ⎼aun convencional⎼ y ansiada realización, demasiado postergada. Y rememoro lo que otra persona, en el mismo lugar pudo disfrutar el 2 de Junio de 1921, cuando se botó otro “pionero”, el submarino B-1, que nació, como sus hermanos B2, B3, B4, B5 y B6, con características técnicas, militares y marineras, ya superadas en la época. Y es que acababa de terminar la Primera Guerra Mundial, terrible drama que había estimulado el desarrollo de las armas submarinas de las grandes potencias. 

El B-1, con proyecto de la norteamericana Electric Boat, previos a la I GM, y basado en el norteamericano tipo Holland 105 F se pasó cuatro años desde la puesta “en quilla”, en febrero de 1917, en el especializado astillero cartagenero, en gran parte debido a las dificultades de suministros por la situación bélica.

Con su ”vejez prematura” el B1 (apenas tenía 570 toneladas de desplazamiento y 68 metros de eslora). En inmersión solo podía alcanzar los 60 metros, y sus cuatro lanzatorpedos solo podían albergar “pequeños” torpedos de 450 milímetros, absolutamente superados.

La dotación era de 28 hombres (no había lenguaje inclusivo), con su primer comandante de quilla, el teniente de navío Francisco Regalado (famoso almirante en años posteriores, amigo de Franco).

Ahora, hace unos días, el rey Felipe VI, con la princesa como madrina del nuevo Isaac Peral, finalizó, con su presencia, la terminación de la obra en astillero, vinculándose, como toda la dinastía, con Cartagena y el arma submarina española.

Y es que, también, el B-1, formando escuadrilla con el B2, B3 y B4, en 1923 participó en unas grandes maniobras que llevaron al rey Alfonso XIII a La Spezia, en su viaje oficial a Italia. Ya, un año antes, el aventurero ” rey realizó una inmersión en este buque desde Pasajes a San Sebastián.

En la hoja de servicios del submarino consta su importante participación en la guerra del Rif, en auxilio del peñón Vélez de la Gomera, asediado por los rifeños, consiguiendo evacuar a la población civil; acciones reiteradas en los siguientes años.

La Guerra Civil le sorprendió reparando en Mahón. El comandante, teniente de navío Nuñez de Olañeta fue depuesto y asesinado, junto al segundo comandante, en el castillo de la Mola.

Sus acciones de guerra fueron limitadas, aunque no sus oportunidades, ya que tuvieron a tiro al crucero Almirante Cervera, hundimiento frustrado por la incompetencia del Comité Político , con el mando efectivo del submarino a cargo de un auxiliar, a falta de oficiales.….

El final de la guerra le sorprendió medio hundido, inoperativo. Sufrió una reparación que solo le permitió el triste destino de ser un buque-blanco de tiro en superficie. Y así supervivió durante varios años, recibiendo cañonazos, hasta que, en1949 fue hundido en un ejercicio con destructores.

Descansa sumergido en el fondo del mar. Seguramente su más secreta esperanza.

Vuelvo a mirar por mi ventana, con mi frustrada vocación submarinista, y vuelvo a ver al nuevo hermoso Isaac Peral, también salido, cien años después, de nuestro astillero.

Rezo por a él y por todas las dotaciones, actuales y futuras, deseándoles éxitos y acierto: buenas singladuras.

Y, por encima de todo: Honor.