«H». El Mito

19/03.- Se pintaban las «haches» con entusiasmo, pero no entendíamos que la sociedad que transitaba por aquellas calles no entendía nada de eso, y, lo que es peor, que «H», que el propio Hedilla, tampoco estaba “por la labor”.

Publicado en Gaceta de la FJA, núm. 342, de marzo de 2021. Ver portada de la Gaceta FJA en La Razón de la Proa. Recibir actualizaciones de La Razón de la Proa (un envío semanal).​

«H». El Mito

No, en aquellos años sesenta (del siglo XX, claro) no existían aún los spray, por lo que los estudiantes utilizábamos la brocha gorda en las noches de las calles de Madrid ⎼y de otras ciudades⎼ para garrapatear unas grandes “H” que chorreaban negra pintura a borbotones.

Y es que los estudiantes del SEU (Sindicato Español Universitario) y de las Falanges Unversitarias ya sabíamos que Manuel Hedilla, el sucesor de José Antonio (¡Presente!), segundo Jefe Nacional de la Falange, había sido liberado por el franquismo tras ser condenado a muerte; tras serle conmutada la máxima pena por cadena perpetua; tras pasar cinco horribles años de durísima prisión en Las Palmas de Gran Canaria y siete de confinamiento en Mallorca. Finalmente perdonado por Franco, vino a Madrid. Para nosotros, falangistas irredentos, huérfanos de la poesía que promete joseantoniana y ansiosos de reencontrar la Patria, el Pan y la Justicia soñada pintábamos esa «H» con el mismo fervor que lo haría el Ángel de la Biblia para marcar en las paredes las casas de los elegidos para la Salvación.

En aquellos años todavía habían en los gobiernos de Franco algunos falangistas, de una u otra tendencia, pero la imagen del propio José Antonio estaba totalmente mixtificada, utilizado como icono casi etéreo para adormecer las ilusiones frustradas de dos generaciones. Solo pequeños grupos semiconsentidos como las mencionadas Falanges Universitarias, los Círculos José Antonio o la Agrupación de AA.MM. de Frente de Juventudes mantenían la pureza de la doctrina, con las exigencias sociales y económicas revolucionarias del “último José Antonio”·

Se pintaban las «haches» con entusiasmo, pero no entendíamos que la sociedad que transitaba por aquellas calles no entendía nada de eso, y, lo que es peor, que «H», que el propio Hedilla, tampoco estaba “por la labor”, tras un fugaz paso por el Frente Sindicalista Revolucionario (FSR) de Narciso Perales. Y rehabilitado con un buen cargo en Iberia, pasó, casi inadvertido y tranquilo sus últimos años. Las «haches» pintarrajeadas, permanecieron muchos años en Madrid… Solo unos pocos, al mirarlas sentimos cierta frustración. Buscábamos un líder, un sucesor... Finalmente quedó en un mito. Otro mito.


PD. Manuel Hedilla murió un 4 de febrero de 1970. Descanse en Paz, camarada. Jefe.