RAZONES Y ARGUMENTOS

Reiniciemos España. El sistema del 78 se agota

El falangismo, como actitud de vida aún tiene cosas que decir, ya que el presente sistema de vida es funesto para el hombre como sujeto de dignidad, de libertad y de conciencia.


Publicado en el boletín Nº 30 de Mástil Digital, de agosto de 2014. Editado por la Hermandad Doncel. Ver portada de Mástil Digital en La Razón de la Proa. Recibir el boletín semanal de LRP (servicio gratuito).

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Reiniciemos España. El sistema del 78 se agota

Reiniciemos España. El sistema del 78 se agota.


¿Cómo ser una alternativa válida? ¿Qué hemos de transmitir? ¿De qué pesos desembarazarnos?


El texto que sigue fue preparado para introducir la tertulia que bajo el lema y título que puedes leer arriba organizaron, como hacen habitualmente, nuestros amigos y camaradas de Avance Social, quienes tuvieron la amabilidad de invitarme a servir de ponente en esta ocasión.

La finalidad de la ocasión exigía algún esquematismo en la presentación, que se hace evidente en la forma, a veces telegráfica (paliada en lo posible para esta publicación), y sistemática, así como en el lenguaje, pues se escribió para “decir”. Espero, no obstante, camarada, que me entiendas, me escuches y, si es posible, me contestes. Me alegraré infinito si, además, con esto, te sirvo de algo.


1. Empezaré respondiendo a las preguntas del título:

  • 1.1. Hoy por hoy, no somos, ni podemos ser, alternativa de nada ni de nadie.
     
  • 1.2. Sí tenemos qué transmitir, pero, hoy por hoy, no está formulado. Nos apoyamos en un pensamiento inactual, que ya no sirve.
     
  • 1.3. Tenemos que desembarazarnos del exceso de romanticismo (y también de un cierto histerismo político, que suele ir incluido en el paquete del romanticismo político, un mal devastador e incapacitante, aunque muchos crean que constituye una gran elevación de espíritu) con que realizamos la interpretación de las cosas de la vida real, política y no política.

Estamos instalados en un sistema vital que nos resulta extraño, ajeno y sutilmente hostil, en el que muchos no nos sentimos cómodos (…) Estamos psicológicamente fuera del sistema. Fuera de la foto.

2. La causa de esta situación de insolvencia es, un poco a bote pronto y en mi opinión, la siguiente:

  • 2.1. El agotamiento histórico de la Falange-instrumento tras la función, importante, pero equívoca, aunque no por ello necesariamente negativa (como parece hoy imperativo afirmar para que las fuerzas fácticas, dispensadoras de democracia, le dejen a uno existir), desempeñada en el régimen de Franco.
     
  • 2.2. Dicho equívoco (no entender dónde se estaba y, al tiempo, aceptar –humildemente o generosamente, o ambas cosas a la vez– el simple papel de comparsa) ha dado lugar, con todo, a una confusión ideológica que ha causado entre nuestra gente gran desorientación y una fijación obsesiva y acrítica de fórmulas –frases sueltas y sonoras de José Antonio, por lo general– como sucedáneo de ideas, principios y sistemas de pensamiento reales y vívidos. Con todo, es cierto, sin embargo, que el “mundo del Movimiento” y, en especial, en lo que a nosotros respecta, el del Frente de Juventudes, generó un estilo humano –con luces y sombras, no todo fue angelical– basado en las orientaciones vitales del falangismo primitivo, que es casi lo mismo que decir basado en la orientaciones nacidas de la sensibilidad vital de José Antonio Primo de Rivera, que tenía gran preocupación por comunicarlas públicamente; más aun, acaso, que las propias ideas políticas, transitorias al fin y al cabo, pero que, por eso mismo, es preciso hoy repensar y replantear de arriba abajo, recurriendo para ello a algo más que frases de José Antonio, que solemos repetir como aforismos de Confucio y con tono de argumento definitivo e irrebatible.
     
  • 2.3. Y además, por si no nos hemos dado cuenta, estamos instalados en un sistema vital (social, político, económico, cultural, de creencias) que nos resulta extraño, ajeno y sutilmente hostil, y en el que además, muchos no nos sentimos cómodos: y no por la dichosa democracia, que, por cierto, existe en muy poca medida, pero que constituye un "mantra" que no debe uno dejar caer de la boca si no quiere verse hundido en el ostracismo social más negro.
    • Todo lo cual hace muy difícil ser alternativa o transmitir cualquier cosa.
    • Estamos psicológicamente fuera del sistema. Fuera de la foto.
    • Nuestra gente, confusa, sin objetivos formulados y verosímiles, se ha ido a su casa.

3. Por todo lo dicho, y sin perjuicio de la existencia indudable de sentimientos nobles en el común de los camaradas, puede decirse que no tenemos suficientemente claro o no nos lo planteamos con suficiente autenticidad:

  • En qué creemos de forma sincera y profunda;
  • Qué querríamos realmente alcanzar, qué aspecto tiene;
  • Ni si queremos realmente hacer algo o si no vale ya la pena;
  • Y, en su caso, cómo conseguirlo. Qué estrategia.

4. En tal situación, lo primero que es preciso hacer, en mi opinión es dar forma de pensamiento político a lo poco y disperso que tenemos, recuperando y desarrollando ideas.

Si la Falange-andamio se ha agotado, el falangismo como actitud de vida aún tiene cosas que decir, ya que el presente sistema es funesto para el hombre como sujeto de dignidad, de libertad y de conciencia

5. Y ¿cómo hacer eso? A mí me parece que un auténtico pensamiento político procede metodológicamente de un modo más o menos así:

  • Primero, cree conscientemente en unos PRINCIPIOS, ligados a una VISIÓN DEL MUNDO y a una ACTITUD ANTE LA VIDA. Lo que hemos llamado siempre un estilo (que por supuesto va mucho más allá de meros esteticismos). Y siente que son buenos y sabe que es preciso preservarlos y defenderlos, porque normalmente siempre habrá alguien, de fuera o de dentro, dispuesto a bloquearlos, a aplastarlos o a corromperlos. Y en eso consiste la problematicidad de la vida: en llevar adelante y materializar valores que creemos válidos para resolver las dificultades que en cada momento la vida levanta ante el ser humano.
     
  • Segundo, desde tales principios y, puesto en pie de guerra, imagina un posible mundo mejor (posible, insistimos) y lo describe como propuesta preliminar (luego siempre habrá cambios y retoques) frente al problema que constituye la vida en cada momento (en nuestro caso “nuestro” momento, “nuestro” problema vital, ya no el de José Antonio, que pasó).
     
  • En tercer lugar, dicho pensamiento percibe, con especial sensibilidad y profundidad, el PROBLEMA espiritual, humano y social DEL TIEMPO EN QUE VIVE y se esfuerza en racionalizarlo para entenderlo y, así, dominarlo intelectualmente (lo que exige un delicado y a la vez poderoso esfuerzo de reflexión).
     
  • Una vez comprendido racionalmente el problema de nuestro tiempo, formula un DIAGNÓSTICO CRÍTICO del mismo, desde la perspectiva de sus principios, de su cosmovisión, de su estilo vital, desde una honesta subjetividad, pero con los pies en el suelo y la cabeza fría; sin mitos, ni fantasías ni mixtificaciones sentimentales de persona inmadura.
     
  • Y así, va produciendo, poco a poco, con dificultad y esfuerzo, con dudas que habrá que ir despejando en lo posible, una respuesta-propuesta que honestamente, y con el riesgo aceptado de no estar del todo en lo cierto, creo que funcionará como solución o paliativo del problema del tiempo y nos acercará algo más al mundo imaginado. Y ello,
    • Sin megalomanías revolucionarias.
    • Sin perder nunca de vista la realidad, para no caer en la ideología.
       
  • Y, casi para terminar, y si entretanto se ha ido formando en torno a dicho pensamiento, a dicha sensibilidad, una piña de hombres y mujeres verdaderamente creyentes en que esa opción tiene muchas probabilidades de ayudar a la marcha del hombre y de la patria por este valle de lágrimas, diseña una estrategia de actuación para aquellos que, siempre minoría, están dispuestos a llevar adelante tal proyecto.
     
  • Y, finalmente, y sin que por ello sea lo menos, sino lo más: con el mazo dando pero a Dios rogando. Sin su ayuda nada se puede hacer; y precisamente lo que hay que hacer, el motivo orientador principal es colaborar en el Plan de Dios para los hombres.

6. Y, si la Falange-andamio (Dionisio Ridruejo) se ha agotado, como decía antes, el falangismo, como actitud de vida aún tiene cosas que decir, ya que el presente sistema de vida es funesto para el hombre como sujeto de dignidad, de libertad y de conciencia, como diremos después.

El pensamiento joseantoniano no sirve hoy. Fue el titánico esfuerzo intelectual y moral de un hombre, realizado, prácticamente en solitario hace 80 años, para aquella época, con claves de entonces y cuyo contenido hoy no dice nada a nadie.

7. Pero, al mismo tiempo, tenemos que aceptar, como queda dicho, que, lo que llamamos pensamiento joseantoniano no sirve hoy.

  • El pensamiento joseantoniano fue, nada más, y nada menos, que el titánico esfuerzo intelectual y moral de un hombre, prácticamente en solitario, para culminar esa secuencia de pasos que os acabo de enumerar; lógicamente con dificultades, dudas y retrocesos y, desde luego, con enorme escasez de tiempo cotidiano y también vital.
     
  • Un esfuerzo admirable, en efecto, pero realizado hace 80 años, para aquella época, con claves de entonces, que hoy no dicen nada o no ayudan. Y eso, por no hablar de que, como todo ser humano, José Antonio podía además equivocarse en sus interpretaciones y elecciones. Cosa nada difícil dadas las condiciones en que tuvo que trabajar.
     
  • Por lo que seguir enarbolando lo que solemos llamar “pensamiento joseantoniano” como si fuera el Árbol de la Ciencia, del Bien y del Mal, es, como mínimo, ingenuo, pues hoy su contenido no dice nada a nadie. Salvo, como mucho, a los historiadores, y, eso, contando con que tengan buena fe y profesionalidad.

8. Y, entonces, si el “pensamiento”, el discurso de José Antonio no es un dato inamovible, ¿a qué podemos agarrarnos nosotros hoy si queremos mantener una “legitimidad de origen”, una “identidad de grupo”?

Adolfo Muñoz Alonso decía que, de José Antonio, lo importante no es su pensamiento, sino lo que fue, el hombre que fue, su esencia humana. En mi opinión, un alma especial.

9. Siguiendo esta afirmación, parece claro que, si bien el trabajo de reformulación del pensamiento debe recaer sobre cada generación histórica, atendiendo a la problemática realidad de cada tiempo, la clave es hacerlo desde y con el espíritu de José Antonio.

Habiendo entendido bien a este hombre singular y en tantas cosas extraordinario, que, por serlo (y sin convertirlo en un dios pagano), ofrece tantas orientaciones, pistas y matices para reflexionar Políticamente (con P mayúscula) sobre el mundo, la vida y sus problemas.

10. Si se me permite decirlo, yo creo que José Antonio fue lo más parecido a un caballero andante del siglo XX (alguien lo describió como un mosquetero), que ante todo buscaba en las cosas, a veces ingenuamente, la ARMONÍA, la LEY DE AMOR UNIVERSAL, y que intentó trasladar ese ideal, de orden netamente religioso y prepolítico, a una formulación política, cuya clave fue encontrar siempre la síntesis de opuestos, por ejemplo:

  • Izquierda y derecha
  • Lo nacional y lo social
  • Tradición y revolución
  • Síntesis entre la trascendencia y la inmanencia del hombre, lo que significa incorporar la idea de Dios, de salvación y de Eternidad como indispensables factores de pensamiento político.

La seña de identidad “joseantoniana” es la búsqueda de la armonía, del equilibrio, pero también la energía y la firmeza y el enseñar los dientes cuando “se ofende a la justicia o a la Patria”

11. Esa es nuestra seña de identidad “joseantoniana” y nuestra clave de trabajo: la búsqueda de la armonía, del equilibrio, del ajuste de los términos de cada problema de la realidad, el entendimiento; pero, a diferencia de los desmayados y ovejunos valores humanitaristas (que no humanitarios) y sentimentales de la cultura moral de hoy, también la energía y la firmeza y el enseñar los dientes cuando –permítaseme la frase por una vez– “se ofende a la justicia o a la Patria”.

12. Y, ya que el tema era el sistema del 78, termino volviendo al título:

  • 12.1. El sistema del 78 en efecto hace agua por varios sitios. Todo el mundo empieza a ver los inconvenientes, aunque tal vez sólo los más superficiales, de:
    • Un aberrante sistema partitocrático (y, por consiguiente esencialmente antidemocrático, según sus propios valores), y apoyado en un cómodo bipartidismo que parece empezar a fracasar o al menos a encontrarse en dificultades.
       
    • Un sindicalismo politizado, revanchista y trasnochadamente incendiario, además de mostrar síntomas de corrupción y con nulo sentido de Estado, pese a ser una institución del Estado según la desacertada Constitución del 78.
       
    • Otro desacierto, éste sobre todo del célebre, simpático, ambicioso, astuto e inculto Adolfo Suárez, tan jaleado (cuando se murió) por la sentimental novelería popular: el Estado de las Autonomías: un caos de normas, carísimo y nido de corrupciones de sátrapas locales de pelaje vario.
       
    • La imperdonable irresponsabilidad de las élites financieras y especuladoras, resultado del frívolo concepto de libertad nacido de y en la tan mitificada como truculenta Transición: responsables en buena medida del padecimiento de la sociedad española en estos últimos años.
       
    • Los vergonzosos y ofensivos privilegios de una clase política, incapaz de dar ejemplo, aunque sea un testimonial chocolate del loro, ni siquiera en estos momentos difíciles.
       
  • 12.2. Pero además, menos visible pero muchísimo más grave, y que no está en boca de la gente porque está ya metido a fuego en su alma, como espíritu de la época, tenemos que:
     
    • En una sociedad en la que se proclama la libertad con la boca llena, está actuando con fuerza totalitaria y sutileza femenina (como dice Dalmacio Negro) una formidable y rupturista ACULTURACIÓN IDEOLÓGICA, llevada a cabo por la propaganda política, la educación y los medios de comunicación, en términos de una despótica coerción psicológica, impuesta por el pensamiento único y políticamente correcto.
       
    • Este pensamiento único y políticamente correcto constituye la nueva conciencia, que, rompiendo el ethos de los pueblos, el que les confiere identidad y una lógica evolución natural, instaura la nueva religión política y ateísta del sistema socialdemocrático postmoderno, cuyas claves son, principalmente, el multiculturalismo y las bioideologías, un odio hipercrítico a Europa y a su tarea histórica, así como a las naciones que la componen; un laicismo anticristiano, y en especial anticatólico, y un ideal de ruptura con la tradición y con el pensamiento natural, favoreciendo así un clima nihilista e infantilizado, triste y desesperanzado de cara al futuro, un sentimiento de vértigo, de falta de raíces; una terrible soledad del individuo, paliada con un concepto de solidaridad falso, cursi y estomagante y por un frenético afán de diversión y placer, de derechos sin deberes, concedidos, con mucha pompa y aparato democrático, por el poder, como el que le da una tiza a un niño para que no moleste.
       
    • Y todo ello en nombre de la desquiciada utopía de un “hombre nuevo”, construido artificiosamente según la antinatural, subjetiva y, por ello, caprichosa idea de hombre acuñada por la ideología progresista dominante.

 

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