La Razón de la Proa

EL CONFIDENCIAL. 19/NOV/2020

"Cuando vuelva José Antonio".

Pocos días después de que el líder de Falange fuera fusilado en Alicante, su novia, María Santos Kant, le pidió a Franco confirmación de su muerte. Lo sabía y lo ocultó hasta 1938, dos años más tarde.


Leer este artículo en su sitio web original. Autor.- Julio Martín Alarcón icono02, periodista y escritor, dedicado a la investigación y divulgación histórica [Wiki] [Sus artículos en El Confidencial]. ​Recibir actualizaciones de La Razón de la Proa (un envío semanal).


Notas de LRP: 1.- No está confirmada la identidad de María Santos Kant, podría tratarse de un seudónimo usado probablemente por Marichu de la Mora [ver aquí (minuto 7'10")]. 2.- La fotografía que aparece en la versión original del artículo en El Confidencial no corresponde a María Santos, sino a Elizabeth Bibesco [ver aquí]. Nota aclaratoria de J. Mª García de Tuñón, mencionado en el artículo, sobre el tema [ver aquí]
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"Cuando vuelva José Antonio".

"Cuando vuelva José Antonio": el engaño de Franco sobre el asesinato de Primo de Rivera.


Pocos días después de que José Antonio Primo de Rivera, líder de Falange Española, fuera fusilado en la cárcel de Alicante el 20 de noviembre de 1936, hace justo 84 años, su novia, M. S. Kant, escribió al Cuartel General del Generalísimo: "Mi general: soy la novia de José Antonio. Prefiero darle esta explicación escueta, con la sobriedad que él ha impuesto a su Falange, porque creo que ella excluye comentarios de lo que están siendo para mí estos meses en que se han dicho y hecho sobre José todas las suposiciones y se han dado las noticias más contradictorias...".

María Santos Kant se dirigía así a Francisco Franco esperando una confirmación de su muerte, que en la zona nacional no se había dado porque Franco la ocultó hasta el 18 de julio de 1938, justo en el segundo aniversario del fallido golpe de Estado que abocó a la Guerra Civil —Joan María Thomàs, 'José Antonio: realidad y mito'—. La verdad era que la noticia del fusilamiento del jefe de Falange, el 20 de noviembre de 1936, le había llegado a Franco en el mismo día en que se produjo, al igual que al jefe de la junta del mando provisional del partido, Manuel Hedilla.

Ocultaron su muerte durante dos años, de forma que Foxá rehusó recurrir al lema falangista ¡Presente! por el de José Antonio, ¡ausente!

Decidieron ocultarla, hasta el punto de que durante esos dos años de guerra, puesto que la máxima autoridad de la España sublevada no la había confirmado, los falangistas repitieran como un mantra la frase: "Cuando vuelva José Antonio", tal y como recogió el biógrafo de Primo de Rivera Felipe Ximénez de Sandoval —'José Antonio. Biografía' (1949)—.


María Santos Kant (ver arriba nota de LRP), novia de José Antonio Primo de Rivera.

A la inútil esperanza retórica se añadió la de su amigo, el diplomático Agustín de Foxá, que entonces rehusó recurrir al lema falangista ¡Presente! —dedicado precisamente como conjura por los caídos— a cambio del de José Antonio, ¡ausente!, un deseo de quien no pierde la esperanza de volver a ver a su camarada negando la supuesta épica de la muerte —A. Foxá, 'La eterna presencia'—.


Mitos y leyendas

Franco moldeaba ya en plena guerra uno de los mitos más elaborados de la Historia de España, si no el que más, habida cuenta del nulo peso que tuvo en la política de la Segunda República el partido Falange Española. Un mito, sencillamente, porque los franquistas lo supieron desde que se produjo el fusilamiento, que el mismísimo Manuel Azaña habría intentado evitar y que Francisco Largo Caballero, presidente del Gobierno de la República, se negó a rubricar con su firma. Ambos sabían, como Franco, que la sombra del caído sería alargada.

Tras recibir la misiva de la novia de Primo de Rivera, María S. Kant, Franco respondió con su proverbial estilo críptico, confirmando y negándolo a la vez

Es cierto que a los pocos días de recibir la misiva que con gran entereza había escrito la novia de Primo de Rivera, María Santos Kant, el 27 de noviembre de 1936, el propio Franco respondió a través de su Cuartel General con su proverbial estilo críptico, pulido ya antes de convertirse en el jefe del Estado, no ya del bando nacional, sino de España, con la victoria del 1 de abril de 1939.

Lo relata Joan Maria Thomàs en su biografía publicada en 2017, aunque la existencia de las misivas apareció por primera vez en la obra de José María García de Tuñón Aza, 'José Antonio y la República':

"Distinguida Srta. El Sr. General Franco me encarga manifieste a Vd. que recibió su carta del actual referente al Sr. Primo de Rivera. El Sr. General no sabe directamente nada relativo a la suerte de dicho señor...". Y a continuación, la tortuosa confesión de que "las emisoras rojas aseguran haberlo fusilado y no es creíble que lo digan sin que ello sea verdad..." —J. M. Thomàs—.


Movilizar falangistas

Así, en el estilo personal del futuro dictador, se lavaba las manos: no sabía nada no era cierto—, pero de alguna forma las informaciones que tenían indicaban que era verdad. ¿Por qué entonces ocultarlo de forma oficial durante todos esos años de guerra? Por una parte, se hizo un esfuerzo por obtener la certeza absoluta de lo que la propaganda 'roja' afirmaba era cierto, pero al mismo tiempo ya se otorgaba en privado la credibilidad de la noticia.

Azaña: "Cuando Ossorio supo mi intervención para librar a Primo de Rivera del asesinato que iban a perpetrar fanáticos de Alicante, se quedó callado"

Más bien, lo que ocurrió fue que en esos momentos, por un exceso de precaución o más bien por una cuestión estratégica, se decidió omitirlo en la versión oficial. Se temía la desmoralización o, aún peor, la desmovilización que pudiese tener para el reclutamiento de los voluntarios falangistas en el frenteJ. M. Thomàs—.

¿Cómo había transcurrido en territorio republicano? Recordemos que la posibilidad de que José Antonio fuera fusilado no era del agrado de Azaña y ni siquiera de Largo Caballero. El presidente de la República plasmó al menos en sus diarios la voluntad de haberlo impedido:

«Los recuerdos se enredan como cerezas. Haré punto con el siguiente. Cuando Ossorio supo, porque yo se lo conté, mi intervención personal para librar a Primo de Rivera del asesinato que iban a perpetrar algunos fanáticos de Alicante, se quedó callado. '¡Cómo! ¿Le parece que hecho mal? ¿Me he excedido?'. 'No sé, no sé...'. '¿Resultará que ha sido una pifia?'. '¿Por qué no...?'». —Manuel Azaña, 'Diarios completos', (Crítica)—.


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"Cuando vuelva José Antonio": el engaño de Franco sobre el asesinato de Primo de Rivera

Publicada por El Confidencial en Sábado, 21 de noviembre de 2020

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