OPINIÓN

Tonto contemporáneo.

El término “tonto”, en el caso que nos ocupa, no hace referencia a una persona con falta o escaso entendimiento o de razón, su semántica es otra, es la del perfil de los premiados con una tiza, de forma jocosa.

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Dos personas de carne y hueso imitan sendos cuadros contemporáneos famosos: "El hijo del hombre", de René Magritte, y "Sombrero de papel amarillo", de Rudolf Hausner.
Tonto contemporáneo.

Hay que instaurar de nuevo el premio al “tonto contemporáneo”


El periodista y escritor Luis Carandell a principios de los años 80, junto a un grupo de amigos y tertulianos de la Taberna del Alabardero de Madrid, instauraron el Premio al Tonto contemporáneo. El galardón consistía en una tiza.

La distinción se otorgaba a españoles famosos. No podía ser un “tonto con balcones a la calle” según el también periodista y escritor Antonio Burgos Belinchón, el premiado tenía que ser alguien socialmente relevante que se distinguiera por sus necedades.

Lamentablemente, con el fallecimiento de Carandell, el premio se extinguió. De instaurarse de nuevo el premio, la incógnita es, si habrían suficientes tizas para entregar, visto el perfil de algunos políticos españoles.

Hace unos días aparecía en los medios de comunicación que el Gobierno firmó contratos fallidos por valor de 140 millones de euros, que sepamos, para la compra de material sanitario. Una especie del “timo de la estampita” en la que cayó el Ministerio de Sanidad. Algo inaudito, al tratarse de repetidas adjudicaciones fallidas, que, a su vez, han levantado todo tipo de suspicacias dada su opacidad. Hay quien se pregunta: ¿Dónde están los 140 millones de euros. ¿Cómo pudo pasar?

Otra noticia reciente del Ministerio de Sanidad hace referencia a un informe sobre el coronavirus donde llega a la conclusión de que una medida sencilla y eficaz para reducir el riesgo de contagio en bares y restaurantes es que la gente coma en silencio, sin tele y sin música. No se sabe cuantos euros habrá costado dicho informe al Ministerio de Sanidad, pero hay que reconocer que es para “cum laude”. Es difícil imaginar en España, un ágape de amigos en un restaurante, sin hablar entre ellos y con una sobremesa en silencio. Al parecer va ser norma.

Pero hay más, hace unos días también el Ministerio de Sanidad ha publicado la Ley 2/2021, en la que obliga a los transeúntes a llevar puesta en todo momento la mascarilla en lugares al aire libre y de uso público, como, por ejemplo, playas, piscinas y montaña. Tampoco se podrá fumar en la calle. Así mismo, de momento, el Gobierno ha establecido que puede venir a España extranjeros de vacaciones por Pascua, pero que los españoles no pueden salir de su comunidad autónoma esta Semana Santa, nadie lo entiende, pero como señaló Voltaire en su día, el sentido común es en realidad el menos común de los sentidos.

La verdad es que hay ejemplos como los expuestos para aburrir, recordemos cuando la actual ministra de Educación afirmó que: “…no podemos pensar que los hijos pertenecen a los padres…” o cuando Carmen Calvo, hoy ministra de la Presidencia y vicepresidenta del actual Gobierno de Pedro Sánchez dijo que: "…el dinero público no es de nadie…". De todas formas, hay que reconocer, que la mejor aseveración hecha en un foro internacional fue la de Zapatero, cuando afirmó que:“…la Tierra no pertenece a nadie, salvo al viento…”.

El problema de todo ello, es que estas ocurrencias están sufragadas con los impuestos de todos los españoles, aunque algunos de ellos, pocos, lo expuesto les puede parecer brillante, defendiéndolo a ultranza, pero como dijo el escritor escocés, Sir Arthur Conan Doyl: Un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira”. No obstante, actualmente todo es opinable, relativo o cuestionable, incluso las evidencias. En este sentido, el término “tonto”, en el caso que nos ocupa, no hace referencia a una persona con falta o escaso entendimiento o de razón, su semántica es otra, es la del perfil de los premiados con una tiza, de forma jocosa, por Carandell.

En resumen, como dijo el escritor Alejandro Jodorowsky: “El tonto no sabe, pero cree que sabe. El sabio no sabe, pero sabe que no sabe. Cuando el tonto sabe, no sabe que sabe. Cuando el sabio sabe, sabe que sabe”.