OPINIÓN | ECONOMÍA

Incompetencia y gastos sin inversión.

No es normal en un país desarrollado que el gobierno presuma de «gastar» y batir «records de gasto». (...) Sobra gasto y falta inversión.


Autor.- Javier Morillas icono02 [Blog], es catedrático de Estructura Económica. Universidad CEU San Pablo. Publicado en el núm. 143 de Cuadernos de Encuentro, de invierno de 2020. Editado por el Club de Opinión Encuentros. Ver portada de 'Cuadernos' en LRP. Recibir actualizaciones de La Razón de la Proa (un envío semanal).

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Incompetencia y gastos sin inversión.

Incompetencia y gastos sin inversión


España es el país del mundo que más radicalmente cerró su economía durante el primer estado de alarma, en la primavera, y el país que peores resultados económicos y sanitarios ha obtenido en proporción. No hay oposición entre salud y economía. Si no hay salud no hay economía, y si no hay economía no es mantenible el sistema de salud. Esa dicotomía hay que tratarla de forma equilibrada. Y es dudoso que todos los analistas económicos extranjeros se equivoquen sobre la situación española. E influyen fatalmente en nuestro sector exportador e inversor exterior:

  • «La política venenosa de España afecta a la pandemia y a la economía […] su presidente proclamó el 5 de julio “hemos vencido al virus y controlado la pandemia”» (The Economist).
  • «La élite política en España no está en situación de implementar una política racional que merezca ese nombre […] la crisis en la cuarta economía más grande de la eurozona está adquiriendo dimensiones tales que el país apenas puede ayudarse a sí mismo […] Sánchez quiere gastar 72.000 millones del Fondo de Recuperación europeo en los próximos 3 años» (Hadelsblatt).
  • «La respuesta española al Covid ha sumido al país en el caos» (Financial Times).
  • «La duda es si el país está preparado para la considerable entrada de fondos europeos […] Sánchez es objeto de chantaje [...] incluso dentro del Gobierno […] Unidas Podemos exige aumentos de impuestos […] en medio de la crisis […] Presentaron un proyecto a las Cortes, para que los municipios de España pusieran sus ahorros a disposición del Gobierno central: un intento desesperado y al mismo tiempo vergonzoso, si no escandaloso, de resolver sus propios problemas presupuestarios pendientes […] puede ser necesario que el Banco Mundial o el FMI identifiquen proyectos significativos que merezcan financiación […] hay tremendos sucesos en la quinta economía europea más grande, España […], al menos desde la ignominiosa partida de Juan Carlos I […] una llegada rápida y masiva de fondos de Bruselas no sería responsable» (Neue Zürcher Zeitung).
  • «La percepción de España en el mercado ha cambiado a peor […] la prima de riesgo sigue respirando artificialmente por las compras del BCE y por eso no vemos su situación real» (AP News).

No es normal en un país desarrollado que el gobierno presuma de «gastar» y batir «records de gasto». Pero aquí mientras el Banco de España recomendaba un plan creíble de reducción del endeudamiento, el cuadro macroeconómico y los Presupuestos Generales del Estado anuncian una caída del PIB para 2020 del 11,2% y un «histórico» incremento del gasto público del 53´7% hasta los 196.097 millones de euros; superando el anterior techo de gasto «record» del presidente Zapatero en 2010: 182.000 millones, de resultado conocido.

El actual se complementa con un alza del déficit público al 11,3%: prácticamente igual al dejado por el anterior ejecutivo socialista para 2011 (11,2%), en una crisis que duró 5 años, con pérdida del 10% del PIB, que costó recuperar otros 5. No obstante la vicepresidenta Calviño afirma que «en 2022 se recuperarán los niveles previos a la pandemia», sin incluir en el Cuadro la evolución de la deuda que admite será del 118% este año. Sí incluye reducir el déficit al 3,6% en 2021 creciendo el 7,2%. Lo fía a recibir 35.436 millones de euros de fondos europeos, que es casi lo que ya reciben 3 millones de parados entre «Prestaciones contributivas», «Subsidios por desempleo», «Renta Agraria», «Subsidio Agrario», «Rentas Activas de Inserción», «Programa de Activación para el Empleo», y el confuso «Ingreso Mínimo Vital», fuente de economía sumergida futura.

Si septiembre cerró con 3.776.485 parados con incremento interanual del 22%, las tasas de paro previstas no pueden ser menos creíbles: 17,1% y 16´9% para 2020 y 2021 respectivamente. Cuando quedan en los ERTES 728.909 trabajadores, mayormente de hostelería y comercio que acabarán parados, por los nuevos hábitos que la pandemia está ya provocando. El problema es que se plantea un endeudamiento que pagarán las dos siguientes generaciones, pero que no afectará al gobierno actual, sino a sus sucesores. Sobra gasto y falta inversión.

Desde luego la selección del gobierno dista mucho de la que exigimos a nuestros deportistas y resto de profesionales.