MEMORIA

Una heroína del Cartagena de 1939.

El 7 de marzo de 1939, murieron casi 1.500 soldados que iban a bordo del buque mercante "Castillo de Olite". Fue el día con más muertos de toda la guerra. Faltaban tres semanas para que acabara aquel conflicto.


Publicado en Gaceta de la Fundación José Antnio (FJA), de abril de 2021. Ver portada de la Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP), Solicita recibir el boletín semanal de LRP.​

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La baja profundidad de las aguas próximas a la isla de Escombreras deja a la vista uno de los palos del "Castillo de Olite". La Cruz corresponde al monumento de homenaje a los náufragos del hundimiento.
Una heroína del Cartagena de 1939.

Una heroína de 1939.


Aquella mañana del 7 de marzo de 1939, Mª Carmen Hevia, esposa del farero, estaría en su casa-faro de Escombreras, faro que señalaba y protegía la entrada a la dársena de Cartagena. Ya sabía que la guerra, ¡tan larga! estaba a punto de terminar, y esa misma mañana había visto arrumbar (estaba acostumbrada al lenguaje marinero) a Cartagena varios barcos, unos de guerra y otros mercantes; y todos con la bandera roja y gualda. También había visto salir del puerto a grandes buques de guerra, la flota republicana, con la bandera tricolor (más tarde se enteraría que iban a refugiarse en el África francesa.

Mari Carmen se fijó en el último barco que llegaba a Cartagena; iba lento, retrasado de los primeros. También vio que esos primeros, antes de entrar en la dársena, viraron en redondo y volvieron de “vuelta encontrada”. El último no viró, estaba a unos pocos metros del faro y de repente, tras dos cañonazos de la potente batería de La Parajola, una de las muchas fortificaciones que protegen la base naval, que picaron en la mar, cerca de la banda de babor, y otras dos explosiones dentro del barco. Una imagen dantesca, que nunca olvidaría.

El barco, el Castillo de Olite, se hundió en pocos minutos. Solo sobresalía el palo y cientos de cuerpos flotando alrededor, unos inermes, otros braceando desesperadamente, agobiados e impedidos por su petate militar. Mari Carmen no lo dudó. Se remangó la falda y, con el agua al cuello, se dedicó a recoger supervivientes y cadáveres. Después vinieron otros que completaron la hazaña de recuperar más de cien supervivientes.

Ya en tierra, los soldados republicanos llevaron prisioneros a los 265 supervivientes al pueblo de Fuente Álamo, donde pasaron los escasos días previos al 1 de abril y fueron los primeros en pisar Cartagena, portando la rojigualda. Ese día, 7 de marzo, murieron casi 1.500 soldados en el Castillo de Olite. Fue el día con más muertos de toda la guerra, en tierra, mar y aire. Por tanto, la mayor victoria ⎼postrera⎼ del Ejército republicano. Se erigieron dos cruces conmemorativas sucesivas, las cuales, pese a representar una cruel derrota “franquista”, fueron desguazadas, también sucesiva e inexplicablemente.

En ese terrible ⎼y simultáneamente heroico⎼ episodio hay otros datos, algunos vividos en mi familia. A mi padre, entonces oficial de baja graduación le había "tocado" la guerra en Cartagena (zona roja); y, que yo sepa, no tenia adscripción política, solo profesional, un buen marino, vocacional.

El 5 de marzo hubo una revuelta en Madrid, encabezada por el coronel Casado, que quería terminar la guerra. Frente a él, los comunistas, empeñados en continuarla, con la esperanza de conectar con la próxima europea... Combates en las calles. En Cartagena enorme confusión entre casadistas, comunistas... Mi madre me contaba que al salir de casa para su destino, estuvo dudando si ponerse la gorra de la Marina republicana, o la nacional (entonces monárquica) porque de ello dependía su vida según a quien se encontraba por la calle.

Al día siguiente, para restablecer el orden republicano vino, a marchas forzadas, la Brigada 265, comunista. Y lo hizo. Pero de las grandes baterías de costa, con enormes cañones de 138, habían unas leales (republicanas) y otras nacionales. Se bombardeaban mutuamente.

Pensando ⎼erróneamente⎼ que Cartagena (último bastión de la República) estaba en manos casadistas, vienen los barcos nacionales (el Castillo de Olite, con la radio estropeada). Los otros barcos se enteran (por radio) que la base naval estaba aún en manos rojas y que no podían desembarcar y viran en redondo. Y el desgraciado barco y despistado se pone a fácil tiro de la batería "leal", La Parajola, que lo hunde. Como ya se ha mencionado La Parajola la mandaba un capitán de Artillería. Otro escueto profesional, que sabía que la guerra terminaba y no quería más sangre.

Mandó hacer dos disparos intencionadamente erróneos (esto me lo contó un viejo servidor de la pieza), pero a la batería se había incorporado un comisario político, miembro de la famosa Brigada 256, comunista, que le amenazó y le obligó a acertar, como así desgraciadamente ocurrió con los 1500 muertos.

El tristísimo, injusto y lamentable colofón es que, terminada la guerra unos pocos días después, el capitán de Artillería fue juzgado y fusilado por su actuación en una acción de ⎼aún⎼ guerra.

¡Cuanta tristeza! Dios nos libre.


Para saber más...


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Batería de La Parajola

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