NUESTRA MEMORIA

Soldados de Salamina

Hace ya algunos años escuché encendidas críticas en la radio a la Falange. Me sorprendieron, porque era con ocasión de una huelga general y no comprendí bien la alusión a la Falange y a las JONS. Con ese motivo, decidí escribir una carta al locutor del programa, exponiendo mi punto de vista.


Carta abierta de Mercedes Temboury Redondo, publicado en el número 330 de la Gaceta FJA, de marzo de 2020. Editado por la Fundación "José Antonio Primo de Rivera". Ver portada de la Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal LRP.

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Soldados de Salamina

Soldados de Salamina


Soy nieta de Onésimo Redondo, fundador, con Ramiro Ledesma Ramos, de las JONS, Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas. Intentaré exponer porqué me parece que la chanza al nacional sindicalismo, especialmente viniendo de Vd, al que admiro, escucho y leo habitualmente, no me parece muy oportuna.

Entiendo su ideario liberal que entronca con una noble tradición española encarnada en las Cortes de Cádiz. Otros hitos liberales de nuestra historia son menos gloriosos y han sido menos provechosos para España. Desgraciadamente las Cortes de Cádiz no sobrevivieron y fueron un fulgor espasmódico en la triste historia del siglo XIX español.

El nacionalsindicalismo se constituye como un ideario que asume varias cosas: la injusticia social española en los años 30, el predominio de la solución comunista como remedio a esa terrible injusticia y la ineficacia del sistema liberal de entonces para remediar la situación de opresión y pobreza en que vivía gran parte del campesinado y del proletariado español. La democracia liberal también resultaba ineficaz en la contención de los extremismos durante los años de la República.

Un pequeño grupo, los falangistas y los jonsistas, detectan que en el momento en el que viven el peligro totalitario comunista es grande y puede hacer de España una nueva nación soviética. Son, aunque le pese a Javier Cercas –cuya novela es magnífica– los auténticos Soldados de Salamina, aquéllos que salvan en España la civilización occidental frente a las tentaciones de Stalin/Jerjes. Los Soldados de Salamina, además, por toda recompensa, alcanzan la muerte, como Jose Antonio, Ramiro, Onésimo. Parte de la derecha fue poco apta a enfrentar y resolver el dramático momento revolucionario que se vivía.

Algunos jonsistas alcanzan puestos de responsabilidad en el franquismo, en Trabajo, Vivienda, etc. y guiados por una parte del ideario nacionalsindicalista consiguen la transformación social de España, que se convierte en el cimiento de nuestra democracia actual. Las leyes de trabajo, la construcción de vivienda social y la protección al obrero y al campo arrancan con contundencia en España, en ese momento.

Esto cambia y evoluciona en el tiempo de manera que hoy ya no existe ese proletariado miserable ni ese campesinado hambriento, que hubieran facilitado el advenimiento de una dictadura comunista. Hoy en día el explotado es el ciudadano de clase media, y el nuevo marginado el parado de larga duración, pero esto nos llevaría a otro debate. Hay varios ejemplos de sindicatos verticales funcionando, entre otros podríamos citar el Sindicato de Remolacheros de Castilla que hoy es el grupo azucarero ACOR.

Entiendo que los sindicatos actuales, de corte comunista, que no nacionalsindicalista, instalados en sus privilegios y sin representación real de los trabajadores cause hilaridad. Pero, aunque pueda resultar ingenioso y gracioso en la radio, no son herederos del nacionalsindicalismo sino del comunismo. Parece que es más fácil atacarlos si se les declara hijos de Franco que de Stalin.

Cada momento histórico tiene necesidades concretas: el nacionalsindicalismo sirvió para la transformación social de España en el siglo XX, transformación que, por las desgracias de nuestra historia decimonónica, no se había producido. Puede ser un ideario superado por el contexto actual, minoritario. Pudo ser convertido en una caricatura por jerarcas instalados también en privilegios, en el Movimiento, pero de alguna manera, misteriosa, se llevó a cabo, y fue muy beneficioso para España.

Entiendo la parte irónica y jocosa que tiene asimilar los sindicalistas actuales a las chaquetas blancas del franquismo. Además, en muchos casos, los entusiastas falangistas del régimen y los entusiastas socialistas de la democracia son los mismos, o hijos unos de otros y se han perpetuado en el poder. Pero pido un recuerdo para los que de verdad creyeron lo que predicaban y que, aun muriendo, consiguieron que se llevara a cabo.

Creo interesante recordar aquí algunas palabras de mi abuelo, que explican lo que quiso el nacionalsindicalismo. Como decía él “arrebatarle a la izquierda” sus palabras, sus cotos cerrados y sus coartadas morales. Por esos fundó diarios o semanarios que se llamaron Libertad o Igualdad.

Mercedes Temboury Redondo


Onésimo Redondo. Radio Valladolid, 22 de Julio 1936

La Falange, curtida en el aire de todas las pruebas, espectadora inmóvil de tantos desengaños, se halla presente para que la victoria sea duradera, para conseguir la estabilidad absoluta del Estado nuevo. Para ello, lleva impregnada su doctrina y relleno su programa de la preocupación más profunda y extensa: la de redimir al proletariado.

Aquí si que suena bien este concepto y esta gran frase que sirvió para tanta política, para tanto fraude; redimir al proletariado. Pero redimirle es atraerle al ser íntimo de la Patria, del que se halla ausente.

España se halla trágicamente dividida en dos mitades y ocupa una de modo casi total el inmenso ejército de los que sacan su pan cotidiano del trabajo físico de sus manos, y el proletariado, en gran parte, no quiere a España; ni tiene alegría de formar parte de esta ilustre nación, la más grande por su Historia y por sus destinos.

Devolvamos a los obreros este patrimonio espiritual que perdieron, conquistando para ellos ante todo la satisfacción y la seguridad del vivir diario: el pan.

Volverán a ser españoles y producirán con ello la unidad cierta de la Patria y la estabilidad del Estado cuando tengan la alegría y la paz de un vivir digno, de una existencia familiar segura y numerosa.

En este sentido España debe proletarizarse. Debe ser un pueblo de ancha prole, que se multiplique en honor de la raza y en cumplimiento de sus altos destinos.

Serán traidores a la Patria, miembros indignos del Estado, los capitalistas, los ricos, que asistidos hoy de una euforia fácil que levantando acaso el brazo como si saludasen el advenimiento de la nueva era social, se ocupen como hasta aquí con incorregible egoísmo, de su sólo interés sin volver la cabeza a los lados ni atrás para contemplar la estela de hambre, de escasez y de dolor que les sigue y los cerca.

El nuevo Estado Nacional-Sindicalista, operará con rigor y acabará con las palabras vanas y las promesas nunca cumplidas. El pan para todos y la justicia para todos es nuestro lema y será pronto nuestra obra.”


 

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