RETAZOS DE NUESTRA HISTORIA

La caza del gambusino

En nuestros campamentos y albergues de juventud, había alguna suerte de novatadas, que no eran en absoluto denigrantes para el embromado, ni física ni moralmente.


Publicado en el núm. 208 de 'Trocha'. Noviembre de 2019.
Editado por Veteranos OJE - Cataluña.
Ver portada de Trocha en La Razón de la Proa.

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Gambusinos al descubierto en las proximidades del campamento de Covaleda
La caza del gambusino

La caza del gambusino


Me imagino que la mediocridad y el buenismo imperante, empeñado en confundir el culo con las témporas, se escandalizará al leer que, en nuestros campamentos y albergues de juventud, había alguna suerte de novatadas, que no eran en absoluto denigrantes para el embromado, ni física ni moralmente; generalmente, junto a la búsqueda persistente de la funda del mástil y las llaves del campamento, destacaba la caza del gambusino, animalito peligroso donde los haya.

  • Se invitaba al susodicho novato a participar en la cacería nocturna de este bicho, que, según las crónicas, estaba dotado de garras aceradas y pico agresivo; sus puntos débiles eran que se sentía atraído por el color blanco y que acudía al reclamo de un plato de aluminio golpeado por una cuchara del mismo material o por un sencillo palo; también tenía buen oído y comprendía algo del lenguaje humano, por lo que había que repetir el estribillo ¡Gambusino, ven! Decían las mismas crónicas que su carne era muy sabrosa, bien condimentada.

Lógicamente, ningún acampado novel se resistía a acompañar a los veteranos que le incluían en la cacería, a menudo nocturna; salía la expedición de caza (con permiso y gesto de seriedad del Jefe de Día) y recorría los alrededores de la instalación, en silencia primero y con las palabras mágicas y el golpeteo del plato después.

  • Para no alargarnos, aquello terminaba con una mojadura del aspirante de cazador, fuera porque caía en una charca o porque alguien derramaba sobre él, desde las ramas de un árbol, una cantimplora o un balde de agua. La broma era bien aceptada por todos, por el incauto y por los bromistas; y aquel ya se preparaba para, en un turno posterior, engañar a otros cazadores.

Al parecer, la palabra gambusino existe como sinónimo de alevín de determinados peces; el diccionario de la RAE lo registra como gamusino (animal imaginario, cuyo nombre se usa para dar bromas a los cazadores novatos) y de ambas formas se llamaba en nuestros ámbitos.

  • Últimamente, he comido una sabrosas galletas castellanas que llevan esa nombre, me imagino que por reminiscencias campamentales.

De todas las veces que he participado en estas cacerías, recuerdo casi con emoción cuando el novato era un joven estudiante de 4º de Medicina, y cayó en el garlito como un vulgar flecha; fue allá por el año 1966 y el lugar —para recuerdo de algunos lectores— fue la población santanderina de Solórzano.


 

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