ENTREVISTA | TROCHA

Pablo Ignacio de Dalmases

"En la OJE desconocimos la palabra discriminación en cualquiera de sus acepciones"


Entrevista a Pablo-Ignacio de Dalmases, que ingresó en la OJE en 1960, en el Hogar "Zaragoza" de Barcelona. Publicado en el boletín Trocha núm. 202, de abril de 2019, editado por Veteranos OJE-Cataluña

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Pablo Ignacio de Dalmases

Descubrí un estimulante espíritu de convivencia y tolerancia y compartí el deseo de contribuir con el esfuerzo de cada uno a la patria común.

¿Por qué, cómo y cuándo te afiliaste a la OJE?

Me afilié en 1960 con el deseo de realizar actividades propias de mi edad con coetáneos. Ingresé en el Hogar Zaragoza de Barcelona, donde tenía su sede la Escuela de Montaña, aunque mi vocación principal se decantó por las actividades de estudio y formación. Dirigí allí el Aula Mayor y durante un tiempo la Centuria de Flechas Fernando Capaz. También fui responsable de algunas publicaciones. En 1961 acudí al Campamento Nacional de Covaleda y me titulé como jefe de centuria. También participé en la Universidad de verano de la OJE de Tarragona y en el Estudio Superior de la Juventud que se celebraba en Cuenca.

¿Se cumplieron tus expectativas?

Francamente sí. Me encontré con un ambiente muy agradable en el que convivíamos jóvenes que teníamos ganas de hacer cosas y ser útiles a los demás. Descubrí un estimulante espíritu de convivencia y tolerancia y compartí el deseo de contribuir con el esfuerzo de cada uno a la patria común. Y anudé amistades que más de medio siglo después siguen plenamente operativas sin que hayan resultado perjudicadas en lo más mínimo por la andadura personal que cada cual pudo escoger tanto en lo profesional como incluso en los ideológico.

¿Qué fue lo que más te agradó?

No sabría decir. Era todo un conjunto de factores el que hacía que la convivencia en el hogar, el aula de formación, los campamentos y todas las demás actividades resultara grata. Quizá, como yo venía de un colegio religioso de jesuitas que, quiérase o no, tenía un cierto matiz clasista, lo más estimulante fuese la posibilidad de relacionarme con compañeros de todas las clases sociales, niveles académicos, situaciones familiares, orígenes geográficos e incluso religión y color.

Cabe recordar que en aquellos años España todavía tenía sus provincias africanas y por tanto en las actividades nacionales compartíamos tienda de campaña con camaradas saharauis, ifnieños y guineanos sin distinción alguna. Es posible que fuese allí donde nació mi amor por África, que sería tan determinante en el desarrollo de mi futura vida profesional e incluso personal.

En la OJE desconocimos la palabra “discriminación” en cualquiera de sus acepciones. Incluso en lo político: uno de mis mejores compañeros de aquella época fue el hijo del último alcalde republicano de Ripoll ⎼cuyo padre tuvo que huir temporalmente de España al final de la guerra civil⎼, que se incorporó como uno más a la Organización Juvenil sin que nadie aludiese nunca a este detalle familiar.

Y, en fin, buena prueba de este respeto por la diversidad es que, a poco que se profundice en nuestra asendereada vida política de hoy, es posible encontrar antiguos miembros de la OJE en todos los partidos políticos existentes.

¿Y lo que no te gustaba?

Salvo algún detalle que de tan nimio he olvidado, no recuerdo nada que me desagradase.

¿Crees que el contenido de la Promesa puede ser válido para los niños y jóvenes de hoy?

La promesa de la OJE es un hermoso decálogo ⎼¡aunque tiene once puntos!⎼ en el que se habla de servicio, sacrificio, solidaridad, humildad, entrega, superación, convivencia, fe en la libertad, respeto a los demás y amor a España. No hay una sola palabra que contenga algún factor negativo para nada, ni para nadie. Entiendo por todo ello que no ha perdido un ápice de su vigencia.