EDITORIAL

¿Otra vez “Rusia es culpable”?

La dialéctica mundial ha cambiado: los verdaderos adversarios de Europa y de Occidente están, por una parte, dentro de sus fronteras, y son sus 'ideologías oficiales' que los apartan (al Este) de sus raíces.

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¿Otra vez “Rusia es culpable”?

¿Otra vez “Rusia es culpable”?


Ya corre por ahí un chascarrillo que repite aquellas palabras de Serrano Suñer desde el balcón de Alcalá 44 ante una muchedumbre enfervorizada… Claro que las circunstancias son otras, y han cambiado muchísimo los tiempos y las situaciones internacionales y nacionales.

En aquel momento histórico, aquella consigna (inexacta, porque no era Rusia el enemigo, sino el comunismo soviético) representó el envío de la División Española de Voluntarios al frente del Este en el curso de la Segunda Guerra Mundial; no hace falta que recordemos que el leit motiv de nuestros voluntarios era esencialmente el anticomunismo, el valor de que hicieron gala, mostrado en sus hazañas y ━tampoco lo olvidemos━ que aquella empresa tuvo una consecuencia interna: que desapareciera lo más granado del SEU, de un falangismo juvenil y consciente de su papel revolucionario.

Pero decíamos que eran otros tiempos y otras circunstancias… ¡Y tan distintos unos y otras! Ahora parece que se quiere resucitar la vieja dialéctica Este-Oeste; que la estrategia atlantista hace frente al histórico expansionismo ruso, con el problema de Ucrania a flor de piel, dentro de la cual también hay bandos opuestos. De todas formas, nos parece sospechoso cuando loe medios del Sistema se vuelcan en señalar al malo de un modo unánime, en este caso, Putin.

No es ocioso recordar que España forma parte de la OTAN, donde nos introdujo, por cierto, un gobierno socialista (después de aquel ridículo del “OTAN de entrada no”. Y, en este momento, parece que las espadas están en alto, con un Biden dubitativo pero conciliador y un Putin que muestra sus efectivos militares en la frontera en litigio.

El sector podemita del Gobierno español también resucita su pacifismo, pero, en su caso, no es más que un tic heredado de su vetusto comunismo, de la añeja consigna que la extinta URSS impuso sobre la ingenuidad y la estupidez de gran parte de la intelectualidad europea, que negaba los gulak y creía en el socialismo real. Este pacifismo de la extrema izquierda actual es tan falso como el de entonces, del mismo modo que, en el fondo, es falso el fervor atlantista del PSOE.

Nosotros, claro está, apostamos por el entendimiento diplomático por miles de razones, a las que no son ajenas las carencias energéticas de Europa y, en particular, las de esta nación europea que es España.

La delicada posición geoestratégica de Ucrania es ya tradicional desde la implosión de la URSS, y no queremos entrar o salir de las razones de unos y de otros; aspiramos a que, de entrada, se mantengan las fronteras actuales, con un acuerdo serio Este-Oeste que revalorice el entendimiento entre todos los pueblos europeos.

Porque, no se olvide, la dialéctica mundial ha cambiado: los verdaderos adversarios de Europa y de Occidente están, por una parte, dentro de sus fronteras, y son sus ideologías oficiales que los apartan de sus raíces; sin olvidar, por otra parte, la constante amenaza del yihadismo que, por cierto, parece tener en la Rusia de Putin un valladar. Y el Ejército español tiene también sus prioridades para la defensa nacional, y algunas de ellas quedan casualmente en el sur del continente y no en el norte…

En todo caso, nuestros soldados cumplirán sus deberes en esta coyuntura mundial, pero deseamos fervientemente que nunca deban entrar en un conflicto armado por una situación que nos parece bastante ajena a nuestros intereses nacionales.

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