EDITORIAL

¿Factor humano o coartada emocional?

Nunca olvidemos, por supuesto, el factor humano y aprestemos nuestra ayuda en caso necesario, pero no nos ceguemos ante el panorama que nos presentan los medios. Busquemos, con inteligencia, esas causas segundas, las razones geoestratégicas o económicas que subyacen en los conflictos.

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¿Factor humano o coartada emocional?

¿Factor humano o coartada emocional?


Creemos que no deben explicarse los sucesos que sacuden nuestro mundo con explicaciones de forma simplista. Es más, constituye un error el hacerlo, porque entonces caemos en las trampas que continuamente nos pone el sistema y que constituyen su arma de propaganda más eficaz.

Esto es así, sobre todo, con hechos que inciden en grandes poblaciones y provocan éxodos o desplazamientos, con evidente sufrimiento de los implicados; las constantes corrientes migratorias hacia Europa, los saltos de las vallas fronterizas y, en este momento, los desastres de la guerra de Ucrania, son presentados casi exclusivamente desde un punto de vista emocional, que nos invitan a pensar con el corazón; es evidente que, con estos loables sentimientos se nos hurtan las posibilidades de reflexión acerca de lo que llamaríamos las causas segundas; un ejemplo es no entender la estrategia global que invita al sueño europeo, quién o quiénes promueven esa estrategia y con qué finalidades.

Por tanto, siempre nos sacude la duda ante esa actitud constante en los medios ━casi unánimes en este enfoque━ es si están resaltando el factor humano o están presentando a los públicos una coartada emocional para ocultar lo que se esconde en la trastienda.

Si fuese lo primero, santo y bueno, toda vez que lo fundamental en toda situación es el hombre, ser dotado de dignidad, miembro de una familia que se encuentra en una situación límite, que forma parte de una colectividad caída en desgracia, precisado de ejercer su libertad y de tener unas buenas condiciones de vida: inmigrantes o refugiados que sean auténticos, gentes desplazadas por bombardeos, adolescentes en situaciones de riesgo o soldados ━de cualquier etnia o país━ caídos en el combate, deben ser el primer objeto de la atención humanitaria y solidaria. Pensemos también que otras guerras actuales han desaparecido de las noticias, algunos desplazados son presentados en un primer escaparate y otros y sus campamentos de refugiados parece que han dejado de existir…

Pero si las noticias que nos llegan en las primeras páginas de los periódicos o en las portadas de los telediarios son a modo de coartada emocional para ocultar o tergiversar el origen de los desastres y a sus beneficiarios ocultos, debemos entender que esas muchedumbres son los primeros manipulados, y, luego, nosotros. Todo para conseguir unos objetivos a escala global.

Un ejemplo lo podemos tener en el desplazamiento de la dialéctica neomarxista basada en la lucha de clases hacia las minorías oprimidas; esta táctica colabora eficazmente con los fines que persigue la globalización neocapitalista: se desentiende de las necesidades del mundo del trabajo y presenta trampantojos por doquier para divertimento de los públicos…

Nunca olvidemos, por supuesto, el factor humano y aprestemos nuestra ayuda en caso necesario, pero no nos ceguemos ante el panorama que nos presentan los medios. Busquemos, con inteligencia, esas causas segundas, las razones geoestratégicas o económicas que subyacen en los conflictos.

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