EDITORIAL

Ecuanimidad

De entrada, hemos de recordar aquel viejo aserto: "Nunca te fíes de la propaganda, y menos de la propia". De ahí el título de este editorial, sin que con ello prejuzguemos los motivos de unos y de otros, del agresor y del agredido, del más fuerte y del más débil.

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2022-03-05-ecuanimidad-1w

Ecuanimidad


Ha vuelto la guerrasi es que alguna vez estuvo ausente━ a las tierras de Europa del Este, con la invasión de Ucrania por la Federación Rusa. Evidentemente, las simpatías instintivas se vuelcan hacia el pequeño, el agredido; nosotros recordamos a vuelapluma unas palabras que se pronunciaron hace muchos años en la prisión de Alicante: Toda guerra es una barbaridad, pero una guerra civil es, además, una ordinariez, pues se menosprecia un idioma común para entenderse. Y esta guerra, además de una invasión de una nación soberana, tiene grandes rasgos para ser calificada, también, de guerra civil

Como en todo conflicto desde el origen de la humanidad, cada bando se esfuerza por justificar sus razones y denunciar la sinrazón absoluta del enemigo; en este caso, como decíamos ayer, las acusaciones de nazi y fascista están presentes en las declaraciones de ambos contendientes; por encima de esta curiosa y sorprendente anécdota, gran parte de los representantes en la ONU ━que ha probado una vez más su inutilidad━ parecen escandalizarse por una fragrante conculcación del derecho internacional (ese que nació, por cierto, en la Escuela de Salamanca).

No obstante, se olvida que, desde hace por lo menos dos siglos, las potencias hegemónicas, EE. UU. sin ir más lejos, han hecho mangas y capirotes de las leyes por sus intereses y ansias expansionistas. En este caso, parece que Putin se ha empeñado en recuperar las repúblicas que formaban parte de aquella URSS y evitar un cordón de la OTAN en sus fronteras. Y las razones, o las excusas, nos suenan a quienes conocemos un poco la historia: evitar un genocidio, proteger a una población amiga amenazada, posesión de armas muy peligrosas…

De entrada, hemos de recordar aquel viejo aserto: Nunca te fíes de la propaganda, y menos de la propia. De ahí el título de este editorial, sin que con ello prejuzguemos los motivos de unos y de otros, del agresor y del agredido, del más fuerte y del más débil.

A la hora de entender y de juzgar, además de evitar el impacto propagandístico inevitable, pongamos en juego nuestros conocimientos, en cuanto a la historia, en cuanto a la geopolítica, en cuanto a la economía… Tampoco abogamos por un neutralismo inocente o por un revival del gastado No a la guerra, que esgrimen otros para ocultar sus simpatías, igual que lo hacían en el pasado para justificar ideologías y dictaduras.

España está dentro de la OTAN y de otras grandes instituciones internacionales, ya lo sabemos; deberá actuar en consecuencia con los tratados firmados, y esta situación está provocando su posicionamiento, que unos asumen con entusiasmo y otros con la boca pequeña. Es inevitable.

Con todo, se debe intentar ━brindis al sol━ que lo que prevalezca sean los intereses de España y de Europa. Ahora bien, nos resistimos particularmente a que se identifiquen estos grandes conceptos con un sistema político, económico e ideológico: la democracia liberal, el neocapitalismo global, el pensamiento único del feminismo y del ecologismo radicales, el menosprecio de la dignidad y de la naturaleza humana, la cultura de la muerte, el olvido de las raíces culturales…

No estamos ante una cruzada, sino ante una guerra como tantas han padecido las poblaciones europeas. Confiemos en que termine pronto y, sobre todo, en que se impongan los criterios de justicia y de libertad, que son los que pueden garantizar únicamente el esfuerzo de la paz.

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