ARGUMENTOS

El Quijote y el 29 de Octubre.

No darán paso estas líneas al tópico del quijotismo falangista, mito de otras épocas y lastre para la nuestra, sino algo más sustancioso y profundo, como podrá ir viendo el lector. No se trata de elevar la figura de José Antonio –¡otra vez!– a la condición de mito...


Publicado en el número 189 de Altar Mayor, 1er trimestre de 2020. Editado por Hermandad del Valle de los Caídos. Ver portada de Altar Mayor en La Razón de la Proa (LRP).  Recibir el boletín semanal de LRP.

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El Quijote y el 29 de Octubre.

El Quijote y el 29 de Octubre.  Lo metapolítico en la Falange


1. Adelantándome a los tópicos…

Seguro que este título va a sugerir a más de uno un tópico, uno de tantos de los que, por desgracia, nuestra historia está llena: el de elevar la figura de José Antonio ¡otra vez! a la condición de mito y compararlo de este modo con aquel hidalgo, llamado Alonso Quijano, a su vez devenido en caballero andante por habérsele secado el cerebro, tras leer tantos y tantos disparates de los libros de caballería.

También es seguro que en esta apreciación de José Antonio-Quijote estarían de acuerdo muchos adversarios políticos del falangismo, que, sin embargo, pueden llegar a respetar, quizás a admirar también, la dimensión humana y personal de José Antonio, Grande de España, aristócrata, abogado y triunfador, en vida, en salones y conquistas femeninas; dirían de él que se contagió de aquella locura llamada fascismo, y así le fue en su corta existencia política y vital.

Esta es la estimación habitual que ha solido hacer del Fundador la derecha histórica (que, no debemos olvidarlo, también vistió la camisa azul para nuestro descrédito); por otra parte, la derecha liberal actual prefiere desconocer y silenciar su recuerdo, para hacer olvidar que existió en la historia un tal José Antonio Primo de Rivera, cuya sola evocación les resulta tremendamente incómoda.

En consecuencia, vaya por delante una declaración de intenciones: no darán paso estas líneas al tópico del quijotismo falangista, mito de otras épocas y lastre para la nuestra, sino algo más sustancioso y profundo, como podrá ir viendo el lector.

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